sábado, 5 de abril de 2025

UN RECORRIDO EN EL ALTIPLANO SURREALISTA DEL ALTO PERÚ

Por Arq. Rodolfo Eduardo Medina.

Si le preguntaran al público en general, qué quisieran conocer de Bolivia si tuvieran la oportunidad de ir, muy probablemente la respuesta sería el Salar de Uyuni. Y con toda la razón del Mundo yo adhiero. Sin embargo, el salar sería una de las cerezas del pastel del altiplano, solo una de las demás porciones de la torta escenográfica, el dulce espectacular al lado de la canasta de la más fina y texturizada repostería que llena la vitrina de exposición de Los Andes. Además, la más mediática actualmente.


Resulta que el Salar de Uyuni viene acompañado de una canasta de paisajes de lo más locos y extraños que pueda imaginarse. Sobre el borde sur del gran espejo de sal se halla uno de los territorios más fascinantes de la alta Sudamérica, lleno de paisajes que hielan la mente, además del clima gélido que impera durante casi todo el año.


El territorio, marcado en la imagen de arriba con un óvalo rojo, es un área natural protegida de Bolivia, emplazada sobre la esquina suroeste del mapa boliviano; es lo que correspondería al verdadero altiplano andino, una vasta meseta que promedia las cotas entre 4.200 y 5.400 m.s.n.m., llena de volcanes salpicados sobre la superficie como si fuese un acné juvenil expuesto en un cachete de la joven orografía, con cordones de cerros de escasa altura (pese a que las altitudes alcanzan los 6.000 metros, como el Volcán Sairecabur y el Licancabur), y enormes quebradas perimetrales que descienden abruptamente hacia el poniente.

No olvidar la diferencia práctica entre los términos ALTITUD y ALTURA de una montaña:

La Altitud se refiere a la distancia vertical entre su cima y el nivel medio del mar.
La Altura es la distancia vertical entre la cima y el nivel del suelo adyacente.

Ciertamente, las montañas de la reserva son las montañas andinas más altas de la región, ubicadas a ambos lados de la frontera entre Bolivia y Chile; y entre Bolivia, Argentina y Chile, ya que hay un tramo en común de línea fronteriza tripartita. Este “acné” se encuentra activo, con sus volcanes macizos en erupción, fuentes termales al aire libre, lagunas que poseen colores vivos debido a los minerales contenidos, géiseres humeantes, y fumarolas en cualquier sitio.


Es el área protegida más importante en términos de vulnerabilidad y afluencia turística del departamento de Potosí. Lleva el nombre del héroe boliviano EDUARDO AVAROA. La Reserva Natural fue creada mediante Decreto Supremo (D.S.11239) del 13 de diciembre de 1973, y ampliada por el D.S.18313 del 14 de mayo de 1981 y el D.S.18431 del 26 de junio de 1981. Posee una superficie aproximada de 7.100 km2, y desde 2009, forma parte del sitio Ramsar Los Lípez, un área más grande que contiene el “Nor Lípez” y el “Sur Lípez”.

En cuanto al nombre, Eduardo Abaroa Hidalgo (1839-1879), también conocido con la grafía de “Avaroa”, fue un comerciante y empresario boliviano, honrado póstumamente con el grado de coronel del ejército boliviano y considerado héroe de guerra por su participación y coraje durante la Batalla de Calama, Chile (23 de marzo de 1879), Guerra del Pacífico: murió bajo los fusiles chilenos al rechazar su rendición. Enseguida su cuerpo fue enterrado en el cementerio de Calama.


El 21 de marzo de 1952, con motivo del 73° aniversario de su muerte, el gobierno boliviano repatrió el cuerpo de Avaroa y nuevamente enterrado con honores en suelo boliviano. El país lo honró nominando la principal Reserva Natural con su nombre en 1973. Ochos años después, en 1981, su rostro aparecería impreso sobre el billete de curso legal de 500 Pesos Bolivianos.


Billete de 500 Pesos Bolivianos
Título: “Banco Central de Bolivia”.
Leyenda: "Decreto Supremo de 1° de junio de 1981".
(1981).
Anverso: Eduardo Avaroa.
Reverso: Puerto de Antofagasta 1879.
Printer: Thomas de La Rue & Co.Limited.
Tamaño: 155x66 mm.
Pick SCWPM-165, 166.

Ahora bien, si se observara a gran altura la región, qué diferencias habría con respecto a un paisaje obtenido de otro cuerpo celeste, digamos Marte o una luna rocosa de algún planeta joviano? Probablemente que acá todavía existen evidentes cuerpos de agua.


En la imagen de abajo en 3D, bajada del Maps Google, se aprecia la zona principal de la Reserva Nacional Avaroa, cuyo límite superior (norte) es el Salar de Uyuni. Prácticamente toda la superficie se halla a unos 4 km promedios sobre el nivel del mar, con sistemas volcánicos dispersos y separados por planicies de desierto y cuencas salinas, en unos casos salares y en otros casos con lagunas de distintos matices. En la foto sobresalen lagunas con tonalidades azul, azul-verdosa, y otras con color tipo “mostaza” (en realidad son rojas). La que más se distingue con ese color, ubicado casi en el centro de la imagen, corresponde a la Laguna Colorada, una gran masa líquida parecida al vino tinto.

Casi sobre el borde inferior de la imagen resaltan los complejos volcánicos del Sairecabur y del Licancabur; entre ambos se sitúan la Laguna Verde y la Laguna Blanca.


Esta zona es la que yo recorrería durante dos días de los tres días que permanecí. El primero fue la travesía en el Salar de Uyuni, cuyo descripción subí en otro post:


RELATO DE LA EXCURSIÓN.

El recorrido inició desde el campamento de Colcha K, ubicado sobre tierra firme en el lindero sur del Salar de Uyuni, lugar en el que pernocté el primer día de la excursión, en un hotel con estructura y paredes de sal, llamado Tambo Loma.



Desde la arista oriental de esta “península” de tierra que entra al salar, se lo bordea con un sendero que más adelante empalma a la Ruta Departamental N°5, el cual llega al poblado de San Juan, único recinto donde se puede conseguir algunas provisiones. Por el momento, seguimos estando a unos 3.690 m.s.n.m., con un amanecer gélido y el cielo tan límpido como el día anterior.


A la altura de la Estancia Patana se agarra un desvío hacia la izquierda que conduce a través del Salar de Chiguana, un depósito salino que llena una depresión (3.650 m.s.n.m.), donde cruza longitudinalmente la vía de ferrocarril que viene de Uyuni y se dirige hacia Chile al oeste, siempre con la presencia de una montaña vigía, el Tomasamil, con 5.890 metros de altitud, que aparece en el horizonte apenas se ingresa a Chiguana. Todo este sector se lo conoce como NOR LÍPEZ.






Una vez que el sendero abandona el salar de Chiguana, se transita por otra pampa más alta, el cual pasa por un mirador que da hacia el activo Volcán Ollague (5.868 m), en cuya cima atraviesa la línea de frontera Boliviana-Chilena.



En la foto de arriba estoy encima de una Yareta, una especie fanerógama de la familia Apiaceae, que es nativa de las altitudes entre 3.200 y 4.800 del altiplano sudamericano. Esta especie de "coliflor" crece formando una masa compacta redondeada, y posee una corteza durísima (por eso no hay problema en subirse encima de ella). Ha sido utilizada como combustible desde la antigüedad; también para extraer resina de sus hojas. Al fondo de la imagen aparece el Volcán Ollague.

Unos kilómetros más adelante del mirador, se toma otro desvío (hacia la derecha), por un sendero consolidado de ripio, conocido como Camino Avaroa, el cual desemboca en una quebrada amplia, donde se halla la Zona de las Lagunas. Desde este sitio la altitud no baja de los 4.100 metros.

Este complejo de lagunas forma parte de un sistema endorreico, permanentes y saladas, sobre un entorno semidesértico con paisajes volcánicos donde prima la roca

La primera laguna que el sendero se topa es la Laguna Cañapa, ubicado a una altitud de 4.140 metros, sobre cuyas riberas van quedando los minerales cristalizados conformando la costra clásica de salar, ya que está sometida a una fuerte evaporación con poca renovación acuífera. En esta laguna se encuentran yacimientos de mirabilita y thenardita.




A un par de kilómetros se encuentran dos lagunas gemelas separadas por un “istmo” de rocas oscuras. Son las Lagunas Hedionda y Chiar Kkota (ésta última está casi seca, convertida en salar).

La Laguna Hedionda está localizada a una altitud de casi 4.500 metros, y se llama así por el olor que desprenden los minerales del sector (principalmente sulfato de sodio y mucho azufre). Es una laguna con riberas teñidas de color ocre y humedales perimetrales cubiertos de pastizales de gramíneas, una especie de paja brava de color amarillento, que los lugareños le llaman bofedales.

Sobre el lado sureste de la laguna se encuentra un caserío lineal con un eco hotel y un poste largo y esbelto que está coronado por la bandera boliviana.











Sobre algunas lagunas de estos remotos parajes espectaculares se encuentra una variada fauna andina. Se encuentran 80 especies de aves, de las cuales las más representativas son tres especies de flamencos: el flamenco andino, el flamenco chileno, y el flamenco de James (los tres poseen diferencias sutiles). También se encuentran gansos andinos, halcones, patos, el ñandú pequeño, y dos animales en peligro de extinción: el cóndor andino y el gato andino.


Además, cuenta con 23 especies de mamíferos que prosperan en la reserva, entre los que se encuentran vicuñas, pumas, vizcachas, e incluso, una especie de zorro que habita las altas tierras; pero son muy tímidos y huidizos.

Un poco más al sur siguiendo el sendero, aparece la Laguna Honda, junto a una laguna de menor dimensión, a unos 4.114 m.s.n.m. Ambas conforman el fondo de un antiguo cráter pequeño.


Como última laguna que forma parte de este “paso montañoso” está la Laguna Ramaditas, así también en proceso de salinización debido a su intensa evaporación. Cuando tenía su superficie completa de agua era tan grande como la Laguna Hedionda.

A partir de aquí se ingresa a la porción de SUR LÍPEZ del territorio de la reserva. El sendero en este punto desaparece como tal y solamente se puede contar como ruta las huellas dejadas por otro vehículo como única forma de dirigirse hacia un punto con cierto destino fijo. De otra manera, como bien lo mencioné en el post sobre el Salar de Uyuni, en estos territorios resulta demasiado sencillo perderse.







He conocido de casos relatados por el guía conductor del 4x4 que nos acompañó a lo largo de la excursión, que personas aventureras que se han desplazado en vehículos particulares, o incluso en moto, han desaparecido encontrándose tiempo después los restos óseos y los vehículos en zonas más remotas aún de este inquietante paisaje lunar.

Esta situación se hace patente desde este punto, al cambiar la escenografía a un enorme desierto cubierto de una corteza color ladrillo y grupos de piedras similares a familias de menhires. Esta parte se la conoce con el nombre de Desierto de Siloli. Recostada hacia una esquina de este desierto está la Laguna de Cachi.


El Desierto de Siloli se caracteriza por sus formaciones rocosas producto de los fuertes vientos que presenta la región y por la altitud, que promedia los 4.500 m.s.n.m. Este sitio, debido a sus características geomorfológica-estratigráfica, se lo considera una parte del desierto de Atacama.



Grandes estratos de piedra, constituidos por roca volcánica que se hallan a la vista, labradas con grandes signos de erosividad eólica, son comunes sobre esta planicie de arenas de tonos terracota, destacándose una gran piedra que adoptó la forma de un árbol (el Árbol de Piedra es considerado un monumento protegido en Bolivia). El clima es frío y seco, y tiene una precipitación anual inferior a los 100 mm; esto no impidió que se produzca una nevada extraordinaria justamente a dos días antes de mi paso.






Al dejar atrás el Desierto de Siloli, el inexistente “sendero” conduce por una escabrosa abra de montaña hasta alcanzar una altitud de 4.278 m.s.n.m., donde yace la magnífica escenografía de la Laguna Colorada.

La Laguna Colorada es un sitio único debido al color rojo intenso que desprenden sus aguas y los finos sedimentos con dicha tonalidad que son depositados sobre la superficie por la acción de los vientos, los cuales se combinan con minerales y sulfatos (contiene aniones-sulfatos y cationes-sodio), además de reaccionar los pigmentos de cierto tipo de algas lacustres. Por esa razón constituye en el más importante de la región para la observación de flamencos que se estacionan sobre las aguas.

Está clasificada como una laguna alto andina-salina, que contiene islas con alto contenido de bórax en los sectores noreste y sureste. Su superficie aproximada es de 60 km2; la profundidad promedio de 35 cm y la temperatura de sus aguas varía entre -10°C y +10°C.






Bordeando la Laguna Colorada se sitúa un control de acceso a la Reserva Nacional Avaroa y un refugio anexo. Este es el lugar donde se debe pagar una tasa de 150 Bolivianos (unos US$ 20).




Al sur del espejo rojo de agua hay un asentamiento pequeño con hostales rudimentarios al lado del cauce de un arroyo; por unanimidad fue elegido como sitio conveniente para pasar la segunda noche de la excursión.




El hospedaje estuvo bastante aceptable aunque la ausencia de agua caliente es todo un reto a la hora de lavarse mínimamente las manos: por la noche la temperatura bajó aún más notoriamente, ubicándose hacia la hora del máximo rocío (coincidiendo con la levantada para el desayuno) en unos antárticos -20°C. La bajísima sensación térmica no se puede describir con palabras, aunque, estando con una buena vestimenta interior y exterior, ayuda a paliar el entumecimiento de las orejas, las manos, y los pies, lugares del cuerpo que son los más afectados ante el frío glaciar (más allá de estas consideraciones, yo amo el frío; por lo tanto, lo sobrellevé muy bien).


Al amanecer, con el vehículo completamente tapizado de una capa de condensación congelada sobre las ventanas tocó liberarlas para poder iniciar la travesía.



Primero, se asciende una meseta con plano irregular desértica, de unos 2 km2 de extensión, una zona conocida como Sol de Mañana, al sur de la Laguna colorada, y a 4.950 m.s.n.m. Este lugar se caracteriza por poseer una intensa actividad volcánica (incluyendo fumarolas y géiseres) en los múltiples cráteres que asoman sobre la superficie caótica. Esta fuente geotérmica emite vapores mixtos de agua y vapor caliente que alcanzan alturas de 10 a 50 metros, producto de la presión entre el magma interior y las napas freáticas. Adicionalmente hay corrientes de barro caliente derramados desde ciertos huecos, con respiraderos de gas que liberan cierto contenido en azufre.

La temperatura de las aguas termales alcanzan los 30°C y las fumarolas los 70°C, lo suficientemente caliente como para ser visible desde el espacio en las imágenes satelitales ASTER. Así mismo, se han registrado enjambres sísmicos y terremotos aislados en el campo de la zona. Hay numerosos volcanes en el área, incluidos los cerros de Tocorpuri al oeste-suroeste, el Volcán Putana y el Volcán Escalante, al suroeste, además de los sistemas orográficos de Calderas Pastos Grandes y Cerro Guacha.

El Sol de Mañana es muy similar en altura y a las estratigrafías de los géiseres de El Tatio en Chile. En este punto, habremos recorrido desde la localidad de Uyuni una distancia de 340 km, y unos 20 km desde la Laguna Colorada.




El lugar, al igual que todo el entorno, es una región remota y deshabitada de Bolivia, y para acceder a él, así como en la salida, el sendero recorre tramos que superan los 5.000 metros de altitud.

A poca distancia de Sol de Mañana se desciende a través de una quebrada hacia otra planicie platinada: el Salar de Chalviri y los restos de la Laguna de Chalviri. El sendero bordea la laguna en su lado oeste, y un sector de la misma que posee fuentes termales. Esta piscina natural al aire libre, con agua caliente y alto contenido de minerales, se ha reacondicionado como las Termas de Polques. Solo los valientes pueden tratar de ingresar a sus aguas de 38°C, luego de caminar la corta distancia entre el vestuario y la piscina, estando desnudo en medio del viento bajo cero, a 4370 m.s.n.m. (el contraste de temperatura puede provocar bajadas de tensión y se debe tener cuidado).




La parte que transcurre a continuación, atraviesa un nuevo desierto en altura denominado Desierto Salvador Dalí, una zona con montañas teñidas de diferentes estratos y colores (rojo, naranja, blanco) por el efecto de los minerales expuestos que crean capas diferenciadas sobre las superficies de las laderas con características propias de mucha erosión. En la distancia se visualizan docenas de rocas de formas y posiciones surrealistas (de ahí el nombre del desierto) pero está prohibido acercarse, incluso con los 4x4.




Un tramo final para acceder al extremo suroccidental de la reserva y del país Bolivia, lleva a sortear una cuesta y una bajada desde los 5.000 metros de nivel, sobre las laderas del Monte Nelly, hasta dar con uno de los paisajes más bellos y oníricos de la región, con la figura omnipresente del enorme cono del Volcán Licancabur.

Algo que me llamó la atención es que, sobre este paso de montaña, estando a 5 km de altura, no haya nieve. En cambio, al aproximarnos sobre la llanura de las lagunas, 600 metros más abajo, sí había nevado.


El Volcán Licancabur, con sus 5.920 metros de altitud, es considerado un estrato volcán, un cono casi perfecto no erosionado, con una falsa cumbre que bordea un inmenso cráter de casi 500 metros de diámetro mayor, cuyo fondo se encuentra una laguna de agua dulce y oscura (de 70x90 metros) que casi siempre se encuentra congelado y libre de flora, aunque sus aguas solo contiene fauna planctónica. Sobre uno de los recodos del borde se ubica la cima verdadera del cono volcánico. Está ubicado justo sobre el borde del altiplano, junto a la cuenca del Salar de Atacama; la línea limítrofe entre Bolivia y Chile pasa junto al cráter.


El edificio cónico del volcán posee una altura propia de 1.5 km y una anchura máxima de 9 km, con pendientes muy pronunciadas, formado por capas de lava y piroclastos de andesita, conformando laderas muy inestables. Sobre el lado occidental del volcán se halla un depósito de flujo de escombros.

Dentro del cráter se han encontrado restos arqueológicos de la época del Imperio Inca, así como también sobre su falda noreste. Existen investigaciones que explican que algunos pueblos cercanos al volcán se asentaron en sus laderas donde se realizaban ceremonias religiosas.


En kunza, el dialecto de los habitantes de Atacama, Licancabur significa "la montaña del pueblo" (lickan = pueblo, ckabur = montaña). Cuentan las leyendas incas que, el espíritu del Volcán Licancabur, hacía sentir sus ataques de ira a los indígenas que habitaban sus cercanías. Para calmar a la deidad, los nativos preparaban cargas de piedras talladas y otros presentes, con los cuales ascendían hasta su cumbre y los ofrecían a la laguna dentro del cráter. Por este motivo, los andinistas que llegan a las riberas de la laguna suelen encontrar piezas y objetos pétreos con diferentes talladuras sobre la superficie.
Durante mucho tiempo ascender esta montaña fue considerado tabú, y según otras versiones de leyendas, se suele defender vigorosamente contra las violaciones de su cumbre: supuestamente el terremoto de Calama de 1953 fue en represalia por el ascenso de la montaña en ese año.

No posee glaciares por estar en un piso de bioma árido, aunque durante la temporada invernal recibe abundante nieve ocasional. No obstante, no se le conocen erupciones históricas. Los flujos de lava, los cuales se extienden hacia la llanura de la Laguna Verde, se han datado en 13.240 ± 100 años antes del presente y es posible que exista calor residual en la montaña.

A sus pies se halla la impresionante Laguna Verde. Esta laguna, así como la vecina Laguna Blanca, están situadas a 4.350 m.s.n.m. Dado el paisaje circundante, la laguna es una de las más espectaculares de la colección de lagunas de la Reserva Nacional Avaroa.




Las aguas de la Laguna Verde poseen un color peculiar verde esmeralda debido al alto contenido de magnesio, plomo, y arsénico, además de dióxido de silicio. La combinación excepcional entre la nieve, el verde de la laguna, y la forma cónica del volcán rompiendo el azul absoluto del cielo, lograron que mi impresión ante la visión de la puesta en escena sea como si estuviese inexorablemente en un mundo de ensueño aún sin poder despertar del todo, como si permaneciera en estado lívido flotando dentro de una caja mágica sin ningún tipo de geometrías pero rebosante en colores intensos. En todo caso, es sumamente difícil de describir; se debe estar ahí.

Por el contrario, la hermanita lacustre de al lado, La Laguna Blanca, se debe su color a la elevada concentración de bórax de sus aguas.

Si se prosigue el sendero entre la Laguna Verde y la Laguna Blanca, se rodea el Volcán Licancabur y el límite fronterizo que señala el ingreso a territorio chileno; hay un caserío con un letrero que reza “La Cabaña” y que oficia de refugio de aclimatación para los que se atreven a escalar la cima del Licancabur. La ruta posteriormente empieza una bajada que culmina en la población de San Pedro de Atacama, distante a 32 kilómetros.



El Volcán Licancabur visto desde el lado chileno, sobre la planicie con pendiente que da hacia el Salar de Atacama. Esta ubicación coincide con el paso fronterizo chileno de Hito Cajón (para los viajeros que vienen de Bolivia); punto de conexión a la Ruta Regional 27 que viene de San Pedro de Atacama y asciende al Paso de Jama.


*****

Para emprender el regreso a Uyuni, nuestro "punto cero", el desarrollo del recorrido lo realizamos igual a la inversa en dirección norte, con algunos tramos diferentes, hasta la Laguna Colorada, atravesando altiplanos de 5 km de altitud cubiertos de nieve.




Yendo por tales parajes te transmite la sensación de estar muy alto, atravesando el techo de Sudamérica sin más alturas que el mismo cielo.





Para que se den una idea, a esta altura, estamos hablando de 5.000 m.s.n.m., solo hay rocas y nieve. Exactamente los mismos elementos que las cimas con igual nivel de altitud de montañas andinas como el Tungurahua (5.023), Carihuayrazo (5.018), Sierra Nevada del cocuy (5.030), y el Pico Bolívar (5.007).

Una vez que descendemos paulatinamente hacia la Laguna Colorada, antes de llegar a la misma, existe un desvío que toma hacia la derecha, con orientación nororiental. Esta ruta diferente de regreso bordea más adelante la Laguna Capina, la cual se ha transformado mayormente en un salar, quedando el lago con reducidas dimensiones hacia su centro.


Con una extensión de 58 km2, contiene en particular una alta concentración de boro; además presenta una costra de carbonato de calcio y un excelente yacimiento de ulexita, que es procesada en la planta de ácido bórico de Apacheta. Por este motivo, el salar está sometido a una intensa extracción por varias compañías extranjeras.

Para más información acerca de la composición de las lagunas y los salares de la región, se puede consultar el siguiente link:

Precisamente, la Reserva Nacional Eduardo Avaroa enfrenta varias amenazas. Es una de las regiones bolivianas con mayor depresión desde el punto de vista económico, debido a su topografía escarpada y su ubicación remota. La belleza de la reserva atrae un gran número de turistas que buscan aventuras exóticas; sin embargo, este turismo se encuentra mayormente sin regular y desorganizado.
La mayoría de los 40.000 visitantes que realizan el largo viaje hasta la Reserva Avaroa cada año, recorren el territorio en vehículos 4x4 manejados, en algunos casos, por guías turísticos sin una capacitación apropiada, aunque el sitio cuenta con un Reglamento de Operaciones Turísticas específico.

Lo malo es que los vehículos perturban la vida silvestre y erosionan paisajes sensibles, al no haber rutas fijas y únicas. La falta de instalaciones de tránsito y de sanidad contribuye a la contaminación causada por los desechos humanos.

La minería y las prácticas granjeras inadecuadas también plantean problemas para los valores biológicos, ecológicos e históricos del área. Existen (en aquel momento) 61 concesiones mineras activas dentro de los límites de la reserva. Tanto la contaminación proveniente del vertido de las minas como la alteración física del paisaje afectan la integridad del ecosistema; y esto lamentablemente es lo que se percibe en la Laguna/Salar Capina.


Camélidos pastando en las vecindades de la Laguna Capina.

A continuación, la ruta empieza un descenso paulatino hacia niveles de altitud más bajos, a través de quebradas con la aparición de vegetación árida y cursos pequeños de agua. Por delante se abre un sector del altiplano con bastantes niveles de erosión, con montañas de color terracota que se deshacen en peñascos verticales según pasan las décadas. De igual forma la fauna se vuelve con más presencia en el paisaje.



Por un largo tramo en medio de un extenso territorio agreste, la ruta de ripio, ahora sí con bordes consolidados -dejó de ser solo un sendero con huellas-, atraviesa un paisaje que asemeja transcurrir una edad pretérita del planeta al desnudo. Hay numerosos bosques de piedra que se alejan de los cerros y edificios de gigantescas formaciones rocosas esculpidas por la acción meteórica, los cuales se estacionan en ciertos puntos de la cada vez más amplia llanura. La temperatura vuelve a "ascender" estando en un día soleado con viento seco y una altitud que promedia los 3.600 m.s.n.m.




El sitio se lo conoce como el "Valle de las Rocas", y se localiza a unos kilómetros antes de llegar al pueblo de Villa Alota, junto a unos humedales. En este lugar la ruta se empalma con la Carretera 701, el cual bordea un cordón montañoso y los poblados de Culpina K, San Cristóbal, y Vila Vila.
Al cabo de pocos kilómetros empieza la amplia altiplanicie donde se asienta la población de Uyuni y la línea blanca resplandeciente de su salar en el horizonte.


Rincones de Villa Alota:









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