Por Arq. Rodolfo Eduardo Medina.
El
caso de la república efímera de BIAFRA es uno de los que mejor resume el drama
que ha vivido África tras el proceso de descolonización de la década de 1950-1960:
depresión económica, conflictos inter-étnicos, guerra civil, enfermedades y
hambrunas, aparecen en los tres años escasos que esta región del sureste de
Nigeria se mantuvo independiente.
La
independencia de los países africanos se llevó a cabo manteniendo las fronteras
diseñadas por las antiguas metrópolis europeas, los cuales se habían trazado de
acuerdo a los intereses económicos y geoestratégicos.
Países
como Nigeria, Camerún, Somalia, y Madagascar, que accedieron a la independencia
en 1960, albergaban una enorme variedad étnica, tribal y religiosa en su
territorio, que en determinadas circunstancias podían convertirse en una
verdadera bomba de relojería.
Tras su independencia,
Nigeria diseñó un estado federal compuesto por tres regiones: el norte dominado
por los fulani y hausa, el suroeste dominado por
los yoruba y el sureste con los igbo como
etnia predominante. Al mismo tiempo, el norte se caracterizaba por seguir los
preceptos del Islam, mientras que el sur y el este estaban dominados por el
cristianismo y las creencias animistas. Biafra era una región de mayoría igbo situada
en esta última zona, muy rica además en recursos petrolíferos.
Lejos
de consolidarse un proceso democrático, las luchas de poder entre las
diferentes etnias se sucedieron. Una vez los militares se hicieron con el poder
a mediados de la década de 1960 y la situación económica empeoró, las tensiones
estallaron. La matanza de igbos en el norte del país durante
1966 (se calcula que hubo hasta 30.000 muertos), unido al éxodo masivo de los
miembros de esta etnia hacia el sur y el este, tuvo como consecuencia un
distanciamiento de la región suroriental con respecto al gobierno central, al
que consideraba incapaz de garantizar la protección. Al mismo tiempo, esta
región reclamaba reservarse todos los ingresos generados en su zona como
compensación por el reasentamiento de los cientos de miles de refugiados igbos del
norte.
Sin
apoyos significativos y con apenas un puñado de estados que la reconocieron, la
República de Biafra capituló ante las fuerzas nigerianas
a principios del año 1970, y volvió a ser anexada al territorio nigeriano.
Durante este breve período de tiempo sus autoridades adoptaron la LIBRA BIAFREÑA.
Tras varios intentos
de negociación fracasados, la República de Biafra (nombre tomado de la bahía
con la que este territorio limita por el sur) proclamaba su independencia en mayo
de 1967, lo que supuso el comienzo de la guerra civil.
El sistema monetario del
joven país era un reflejo del británico, dividido en libras, chelines y
peniques (1 Libra = 20 Chelines = 240 Peniques). En una primera serie se
emitieron solo billetes de 5 Chelines y 1
Libra .
CONO MONETARIO ND(1967)
Chelines 5 (1/4 Libra; ó 60 Peniques). Pick SCWPM-1
Libra 1. Pick SCWPM-2
En la segunda serie se emitieron además billetes
de 10 Chelines, 5 y 10
Libras . Se acuñaron también monedas de 3 y 6 Peniques así
como de 1 y 2 ½ Chelines.
CONO MONETARIO ND(1968-1969)
Chelines 5 (1/4 Libra; ó 60 Peniques). Pick SCWPM-3
Chelines 10 (1/2 Libra; ó 120 Peniques). Pick SCWPM-4
Libra 1. Pick SCWPM-5
Libra 5. Pick SCWPM-6
Libra 10. Pick SCWPM-7
La guerra de Biafra impactó al mundo entero por su atrocidad y por los
brotes de enfermedad y desnutrición que se cebaron con los más pequeños. En ese
momento se comprobó que la descolonización no iba a ser ni de lejos un camino
de rosas, como quedó patente en los años posteriores: Etiopía y Angola en los
80s, Rwanda y Sierra Leona en los 90s, Sudán y Somalia en fechas más
recientes. Y estos apenas son solo unos pocos ejemplos del gran rompecabezas político
complicado que constituye el continente africano.
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