En mi vida jamás me habían hablado de Abjasia, porque en nuestro mundo "oficial" no hay ningún país que se llame así. Incluso en los atlas de países no figura de manera relevante. Pero es un subproducto de regiones complicadas que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas dejó desparramadas cuando se disolvió.
Sí, así es, como el caso de las repúblicas que vimos, de Nagorno-Karabaj y la Pridnestroviana, ABJASIA (en ruso ABKHAZIA, también conocido como APSNY en el idioma local), es un pequeño país de facto independiente, parcialmente reconocido, que se encuentra en la región del Cáucaso sobre la costa oriental del Mar Negro. Por el norte limita con la Federación Rusa, y Georgia por el este; ha sido reconocido por Rusia, Nicaragua, Venezuela, Naurú, Siria, y las repúblicas independientes de facto de Osetia del Sur y Transnistria. Su capital es la urbe de Sukhumi (o Sujumi).
Consta con una superficie actual de 8.600 km2 y es el hogar de unos 250.000 residentes.
Como resultado de la desmembración desde la URSS, el conflicto entre abjasios y georgianos, que habían convivido durante el período comunista, resultaba largo. El detonante surgió cuando Georgia, al obtener su emancipación, incluyó a Abjasia en su territorio. Hay que tener en cuenta que hasta aquel momento los georgianos eran casi la mitad de la población de Abjasia, mientras que los étnicamente abjasios eran una minoría de 18%.
La discusión escaló y la guerra empezó en 1992. Al principio Georgia dominó el conflicto sin problemas, hasta que entró Rusia en 1993 y no tardaron en sacarlos. Hubo masacres en ambos lados, y varias organizaciones consideran que se hizo una "limpieza étnica" de georgianos, con genocidio y expulsión masiva. Entonces, la población de Abjasia bajó de 525.000 antes de la guerra, a 250.000. De los que pudieron escapar, la mayoría de los georgianos emigraron a Georgia y los abjasios a Turquía.
La guerra acabó en 1993, y con la independencia de Abjasia "de facto" en 1999, además del irreparable desacuerdo entre los dos pueblos. La mayor parte del mundo lo ve como parte de la República de Georgia; sin embargo, luego de la guerra y del difícil bloqueo internacional, Abjasia finalmente logró el reconocimiento el 26 de agosto de 2008: la Federación Rusa lo reconoció oficialmente, garantizando así su seguridad y un futuro político seguro; desde ese instante la "joven" república "a medias" lucha contra la soledad y la pérdida de identidad, su anonimato está a la altura equivalente de la República Turca del Norte de Chipre...
Se trata de una zona de montañas, buen vino, fuertes tradiciones, hospitalidad, y gente de palabra. Es la transición entre Asia y Europa pero con una cultura única.
De un lado de Abjasia está la costa del Mar Negro, y si miras hacia tierra adentro es todo montañas; esto hizo que durante la época soviética fuera uno de los principales destinos turísticos veraniegos, con el mejor clima y playas de toda la URSS.
Población femenina de la República de Abjasia.
Una pregunta que surge inevitablemente a estas alturas de la cuestión es: Quién define los requisitos para ser considerado un país? Abjasia posee bandera, fronteras delimitadas, ejército, presidente, himno, constitución, y se declaró independiente. Es suficiente? No necesariamente. Ser miembro de la ONU te hace país? Depende para quién. Estar en los mapas? Depende de quién lo haga. Entonces?
Que tu país sea considerado independiente o no, depende en definitiva de los demás países. Sí, porque Abjasia no es uno de los 193 miembros de las Naciones Unidas, que son los que la mayoría del mundo reconoce como oficiales, pero hay cinco países que sí le dan la mano. Para el resto del mundo, como hemos visto, sigue siendo una provincia autónoma dentro de Georgia, aunque este no tenga ningún control de la zona y esté ocupada por el ejército ruso.
Bandera de Abjasia.
En julio de 1992 empezó a flamear la nueva bandera, con una mano en alto como símbolo de "dando el presente en la escuela". Por qué le pusieron la mano? Es el emblema del antiguo Reino de Abjasia (que después se uniría con Georgia) con la palma abierta para frenar a los enemigos y recibir a los amigos.
Las franjas verdes y blancas representa la coexistencia pacífica entre cristianos y musulmanes, aunque no hay nada que represente una casi utópica convivencia entre abjasios y georgianos. Las siete estrellas corresponden a las siete provincias del país.
Abjasia depende casi completamente de Rusia para poder sobrevivir. La mitad del presupuesto viene de ayuda rusa; se utilizaba el Rublo ruso como moneda dentro del territorio, aunque a partir de 2008 empezó a usar el APSAR (no tiene fracción), ahora la moneda no oficial. Existe una tasa de cambio fijado en 10 Rublos Rusos por cada Apsar.
El 29 de septiembre de 2018, el Banco Nacional de la República de Abjasia emitió su primer papel moneda, de un valor facial de 500 Apsar, como conmemoración del 25° aniversario de la victoria en la "Guerra Patriótica del Pueblo de Abjasia" y su primer presidente, Vladislav Arynba. Se imprimieron 10.000 unidades, pero no se distribuyeron para circulación general.
En 2023 se emitió un billete de 25 Apsar, también conmemorativo como el anterior billete, pero con ocasión del 30° aniversario, con un tiraje de 15.000 unidades.
En abril de 2024, el banco publicó imágenes de los nuevos billetes de 10 y 100 Apsar. Estas notas, también con índole conmemorativo, se introdujeron el 10 de junio de 2024.
CONO MONETARIO DE LA REPÚBLICA DE ABJASIA.
El idioma ruso es el más hablado y obviamente, de no ser por la protección militar rusa ya los habrían invadido. Por otra parte, prácticamente todos los abjasios tienen pasaporte ruso, después de una medida de Moscú para facilitar el proceso. Si Ud. piensa que su pasaporte no es suficiente para viajar a múltiples destinos, imagínese con uno de Abjasia que solo está reconocido por cuatro países.
Aunque el país no es Ibiza, el turismo es por lejos la principal fuente de ingresos. Los que vienen no son gente extraña que ama los sitios raros, sino turistas rusos que llegan para tomar sol en las playas del Mar Negro. Hasta antes de la guerra, a Abjasia la llamaban la "Riviera Soviética".
Mercado de pulgas en Sujumi, capital de Abjasia. Camiseta con la imagen de Putin, al precio de 300 Apsars.
Cuando se ingresa a Abjasia, por la única carretera que conecta con Georgia, discurre entre cerros que bajan a lo largo de todo el litoral que bordea al Mar Negro, hasta Sujumi. Los vestigios del prestigio que tuviera antaño este balneario todavía se perciben a pesar del paso del tiempo y de la guerra. A lo largo del lujoso paseo marítimo, con sus estatuas y sus farolas, las ruinas parecen habitadas por fantasmas y recuerdos que muestran la intensa actividad que allí reinaba hace apenas treinta años.
Batal Tabagua, diputado parlamentario local, explica lo siguiente:
"Este país siempre ha sido escenario de conflicto... Tenemos de todo: montañas, nieve, mar. No hubo industria aquí, eso nos permite gozar de una naturaleza limpia de contaminación. Tenemos agua en abundancia."
"Además de hermoso, el país está situado en una zona estratégica, un cruce entre varios continentes. Quién no quisiera poseer este país?", Él pregunta orgullosamente.
Parece que es cierto que el país, geográficamente hablando, es una maravilla. Hay una leyenda local que dice que los abjasios fueron los últimos en presentarse ante Dios cuando este repartía las tierras a los pueblos del Mundo, ocupados que estaban en atender a sus huéspedes. Conmovido por semejante espíritu hospitalario, Dios concedió entonces regalarles el trozo de tierra que se habría reservado para él mismo. Los abjasios heredaban así el país más hermoso del planeta.
"La defensa de este territorio ha sido y siempre será un problema", profetiza el diputado. "En 1995 se aprobó una ley que prohíbe la venta de tierra de Abjasia. No queríamos que cualquiera con dinero pudiese apoderarse del país. Nuestro deber es garantizar una nación para los abjasios y todas las personas que viven en esta tierra, no solamente a través de las armas, sino también en el ámbito económico", asegura. La construcción de este Estado viable al que aspira el diputado es el principal desafío al que se enfrenta la sociedad abjasia. Una nación no nace de la nada, y es el resultado de un trabajo colectivo lento y largo, que necesita apoyarse en raíces históricas profundas al mismo tiempo que tiene que afirmarse en la realidad contemporánea.
Para consolidar ello, una de las primeras medidas que se hubo de tomar, fue la propia financiación de dicho Estado. Después de la guerra, el nuevo gobierno tuvo como tarea establecer un nuevo sistema tributario después de la desaparición del soviético.
El viceministro Alexander Gulia recuerda: "El 80% de nuestro país estaba destruido", subraya señalando el edificio más alto de Sujumi, el antiguo Parlamento Soviético, todavía en ruinas, que se distingue por la ventana cerrada -aún con vidrio- de su despacho.
Una niña juega a la rayuela frente a la carcasa semivacía de 12 plantas del antiguo Parlamento, cubierto por una lona alusiva al aniversario de las fiestas patrias. No hay nadie más en la plaza y el gigantesco telón obedeció a la necesidad de ocultar la vista truculenta y escalofriante a la ciudad con aquel mamotreto desvencijado: el edificio sigue tal cual como quedó el día que explotó el último proyectil georgiano. La atmósfera del país en general continúa como congelado en la década de 1990.
Situado en medio de la ciudad, el imponente edificio sufrió un incendio durante la Guerra de Independencia. 26 años después, el monumento sigue exponiendo a los visitantes sus cicatrices, como una carroña de piedra y cemento encallado en medio de la capital.
Resulta fácil colarse en el interior del mamotreto a través de las múltiples brechas en la lona que lo cubre. En sus pasillos se acumulan los escombros, la basura y los grafitis. Las paredes están renegridas por los incendios y las explosiones, en el tiempo lejanos; el suelo aún está plagado de casquillos de bala y no hay una sola pared sin impactos de proyectiles. Los ascensores cayeron en algún momento y se estrellaron contra la base del propio ducto... Todo es silencio, y a través de los vanos y antepechos de ventanas vacías se ven pasar eventualmente autos o personas.
Una de las puertas de acceso al recinto presidencial del Parlamento, en estado de ruina y olvido.
Se diría que hay más gatos y perros callejeros en Sujumi que habitantes. La capital tenía unos 190.000 habitantes según el último censo antes de que llegara la guerra y la limpieza étnica. Ahora hay unos 64.000, y el panorama étnico ha cambiado por completo. Si en 1989 los georgianos eran el 41% de la población, tres décadas después son un residual 3%; al contrario de los abjasios, que han pasado del 13% al 67%.
El aislamiento internacional les ha condenado a la pobreza. Los apagones de energía eléctrica son habituales y muchos habitantes han optado por construir sus hogares aprovechando la estructura de los edificios abandonados durante el conflicto. Cada apartamento ha sido reconstruido según el gusto o las posibilidades de sus habitantes, y el conjunto asemeja una especie de poblado en chabolas verticales.
Edificios destartalados, ocupados por habitantes, en el sector central de Sujumi.
Solo hay algo más de vida en el paseo marítimo, donde las familias pasan la tarde en pocas cafeterías que abren por ciertas horas, y los mayores juegan partidas de dominó. Se ha rehabilitado el teatro local y algunos edificios señoriales cercanos, pero el puerto se halla prácticamente vacío. Aparte de esto, el único lugar para evadirse en la ciudad es un descuidado zoológico con macacos que pasan aburridos sus vidas.
Es como si se reprodujera las imágenes lúgubres que hemos visto de la ciudad fantasma ucraniana de Chernobyl, con gigantescas fábricas soviéticas abandonadas que se caen a pedazos y barrios desiertos comidos por la maleza, salvo que en Sujumi sí existe aún población propia. Por otro lado, la ciudad entera sirve de inmenso corral para pavos, cerdos y vacas, que entran y salen de las casas a su antojo.
La reconstrucción de la República de Abjasia no solamente es un desafío económico, sino cultural. Evidentemente, Abjasia es un país pequeño como lo dijimos anteriormente, con 250.000 habitantes, y su parlamento se compone de 35 diputados. Eso permite una proximidad inédita, poco común en otros países. No es extraño cruzarse con el Presidente de la República o con algún ministro en las calles de Sujumi.
Muchas comunidades conviven en este territorio. La vigencia del idioma intermediario entre todas ellas, el ruso, amenaza fuertemente al segundo idioma oficial del país, el abjasio. "Nuestra preocupación es que el abjasio, como idioma, desaparezca dentro de 40 o 50 años", comenta Viacheslav Chirikba, linguista y antiguo ministro de Asuntos Exteriores de Abjasia entre 2011 y 2016. "Las familias locales no transmiten el idioma abjasio a sus hijos porque no lo perciben como una oportunidad para el futuro".
Contra este fenómeno intenta luchar Anua Ludmil Vladimirovna, profesora de idioma abjasio que imparte sus clases en la Escuela N°1 de Sujumi. Anua imparte clases a los jóvenes de diversos niveles para salvaguardar el idioma de los ancestros. "El problema es que la educación se realiza en abjasio los cinco primeros años. Después toca hacerlo en idioma ruso porque no tenemos libros de texto de historia, de matemáticas o de biología, en abjasio. Todo está en ruso!", lamenta la profesora.
Involucrada totalmente en su misión cultural, Anua prepara cada año un grupo de alumnos para el primer concurso de demostraciones folklóricas por parte de las escuelas de la capital. Bailes, cantos, y recitaciones de poemas tradicionales incumben a los jóvenes abjasios ese día para rendir homenaje a los NART (cuyo significado es "gigantes"), un pueblo mitológico cuya saga forma parte de la historia profunda de los pueblos del Cáucaso.
Paso a paso, el pueblo abjasio intenta construir un Estado soberano al mismo tiempo que intenta consolidar una base cultural que no desaparezca bajo el peso de las diversas comunidades con quien comparte vivienda. "No queremos vivir aislados de los demás", manifiesta el mismo diputado Tabagua. "Pero tampoco tenemos la capacidad de asimilar tantas personas, y no queremos desaparecer", haciendo mención a la inmigración de contingentes de sirios que han llegado al país mediante un acuerdo con dicho país.
Las dificultades inherentes a un "pueblo pequeño" son los principales obstáculos a los que se enfrentan los abjasios, quizá mayores de lo que pudo suponer una guerra.
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