miércoles, 29 de enero de 2025

LOS MIL SOLES DEL MACHU PICCHU, Y UNO IGUAL DETRÁS DE MIS PÁRPADOS

Por Arq. Rodolfo Eduardo Medina.

Fue el primer billete de mil que había visto en la niñez, cuando mi incipiente inicio para coleccionar papel moneda apenas llegaba a los diez ejemplares recolectados de manos de abuelitos y parientes que me los habían regalado, la mayoría de ellos provenientes de Perú y de Argentina.

Precisamente fue durante un viaje por tierra, con motivo de unas vacaciones escolares junto a mis padres, en la que fuimos a recorrer por cuarta vez la distancia que separaban las ciudades de Guayaquil y Lima, un día de enero del año 1976. Estando en la ciudad de Tumbes me llamaría fuertemente la atención un billete que mi papá sacó de su billetera para hacer frente a una operación en la moneda local: es que sobre una de sus caras veía con asombro un interesante paisaje montañoso, cosa que antes no me había fijado, pese a haber viajado muchas veces a la Ciudad de Los Reyes.

Recuerdo haber tenido suficiente tiempo para observar el billete mientras cambiaba de manos. Era un ejemplar casi nuevo, de color violeta, cardenal o guinda, para ser más específico (un tono cromático combinado de los colores rojo+negro, intenso y brillante, usado habitualmente en la vestimenta del clero católico), cuya nomenclatura exactamente corresponde al N°200 del Pantone Matching System (PMS).

Sobre el anverso se leía claramente MIL SOLES DE ORO, un magnífico billete que a principios de 1976 todavía era el máximo valor facial del fascinante cono monetario peruano conocido como SERIE VELASCO, que circuló entre 1969 y fines de la década de 1970. Entonces, el valor equivalente al tipo de cambio era de s/.45 por cada US$, en una época que había un fuerte control de divisas en Dólares dentro del territorio peruano.


Billete de 1.000 Soles de Oro
Título: “El Banco Central de Reserva del Perú”.
Leyenda: “De acuerdo con la Ley N°13958”.
1968.
Anverso: Miguel Grau y Francisco "Bologñesi".
Reverso: Panorámica de la ciudadela Machu Picchu.
Printer: Thomas de La Rue & Co.
Tamaño: 155x65 mm.
Pick SCWPM-98.

La imagen de la viñeta, preciosamente elaborada de Machu Picchu, me cautivó desde entonces e hizo que paulatinamente crezca mi interés en recorrer y conocer los rincones andinos del continente. Sin embargo, a esa edad, yo solamente podía salir y transitar por las calles del barrio donde vivía, y pasarían 12 años más para poder contemplar personalmente el mágico paisaje.

Mientras tanto, el Perú empezaba a padecer una severa crisis, en la que el país salía de una era militar, llegaba la democracia, con una moneda nacional que disminuía la capacidad de compra con velocidad; aquella nota de MIL era ahora un colorido papel con raquítico poder adquisitivo.

Un tiempo después de esas vacaciones de verano, que durara casi tres meses, regresé nuevamente, pero a una Lima convulsionada y gris en los primeros meses del año 1983, cuando el segundo gobierno de Fernando Belaúnde Terry estaba en vigor, en medio de la inflación y la carestía, la escasez de productos, los huaycos (aludes en el piedemonte de la sierra), y los atentados por parte de las organizaciones terroristas. Para entonces, el Sol de Oro cotizaba a unos s/.1.200 por cada US$; y el billete, con la imagen violeta que yo tanto añoraba conocer, ya había sido reemplazado por otro billete con diferente diseño.

HACIENDO UN POCO DE HISTORIA.

En el año 1968, el mismo arquitecto Belaúnde Terry fue derrocado en su primer gobierno por un golpe de Estado encabezado por por su edecán el General Juan Velasco Alvarado, quien gobernaría el país hasta 1975 generando una revolución en la economía local, la cual produciría una nueva emisión del cono monetario de Soles de Oro.

Los nuevos billetes llegarían impresos por Thomas de La Rue y amparados en la LEY 13958 orgánica del Banco Central de Reserva del Perú. Durante este período se caracterizó por la introducción de medidas socializantes y una serie de reformas en la nación; en este contexto se incluyen por primera vez personajes vernáculos de la historia del Perú sobre el anverso de todos los nuevos billetes, y en el reverso imágenes de lugares emblemáticos nacionales. Anteriormente, durante casi 30 años, los conos monetarios peruanos poseían un diseño simétrico clásico, con el motivo principal dentro de un óvalo central en el anverso, con la figura exclusiva que representaba a una alegoría femenina sentada al lado de un pedestal ornamental con un ramo circular de laureles, ataviada con un túnica, en una mano un escudo, y en la otra sosteniendo una lanza con el gorro frigio en el extremo, razón por la cual, esta serie se la conocía como "La Libertad Sentada".


Serie "Libertad Sentada"; billete de 10 Soles de Oro, 1955.

Cabe señalar que, durante la época velasquista se destacó la nacionalización del petróleo y la pesca, así como las reformas educativas y agraria, creando una fuerte posición anti imperialista; por lo tanto, con la introducción de personajes y paisajes emblemáticos al circulante, se intentó elevar el nacionalismo al pueblo. La verdad, resultaban muy bonitos y homogéneos, con colores firmes y con fondos espaciales llenos de ornamentos gráficos autóctonos en bajos tonos, que remitían a las riquezas culturales diversas.

Esta serie constaba de los siguientes valores: 5, 10, 50, 100, 200, 500, y 1.000. Hubo una diferencia con respecto a éste último billete: en vez de la efigie de un prócer tenía dos, uno a ambos lados del espacio central que contenía el Escudo de Armas peruano.

En la primera serie emitida el 23 de febrero de 1968, se comete un error de impresión en el nombre del personaje de la derecha del anverso del billete de 1.000 Soles de Oro: el apellido aparece como Bologñesi, utilizando la letra "ñ"; en las siguientes emisiones el apellido ya sale rectificado como Bolognesi.


Detalle del billete de 1.000, Serie 1968, donde consta el error "Bologñesi". Durante aquel año se emitieron cuatro series de billetes (R1-R4; cada una con un tiraje de 1.000.000 de unidades). Las tres últimas series, R2, R3, R4, fueron destruidas en su totalidad, y solo quedaron circulando 77.234 unidades que formaban parte de la serie R1, según consta en los libros del BCRP. Actualmente resultan harto difícil de conseguir en el mercado.


Apellido Bolognesi corregido, en las siguientes series emitidas de 1969-1975.

Me llamaba la atención esos personajes retratados con mirada altiva, al igual que también lo hicieran los personajes de los billetes ecuatorianos y argentinos. Es más, por la misma época, probablemente un par de años antes, mi abuela limeña me había obsequiado un billete color naranja de Diez Soles de Oro, donde figuraba el escritor inca-mestizo Garcilaso de La Vega.

Con ocasión de una visita posterior a una casona colonial espléndida donde había un amplio salón con una soberbia biblioteca color caoba y coronada por un cuadro de Túpac Amaru ataviado con su sombrero de copa alta, no pude dejar de asociarlo con la imagen similar que se hallaba impresa sobre el billete de 50 Soles de Oro de la misma época que los peruanos cargaban en sus bolsillos. Me preguntaba quién era el pintor, hasta que, muchos años después, pude averiguar que tenía por nombre Don Germán Suárez Vértiz.


Este personaje nació en 1897 en el puerto de Iquique durante la ocupación chilena al territorio peruano. Sus inicios en la pintura se remontan a la recién inaugurada Escuela de Bellas Artes de Lima en 1919, donde estudió pintura con el maestro Daniel Hernández y escultura con el español Piqueras Cotolí, desde 1920. Como discípulo predilecto del Maestro Hernández y dadas sus cualidades artísticas, muy pronto, en 1922, fue nombrado profesor ejerciendo la docencia por más de treinta años, llegando inclusive a ser Director de la Escuela Superior de Bellas Artes en dos oportunidades.

Su temática era netamente nacionalista, mostrando batallas y personajes, realzando los valores culturales y patrióticos del pasado histórico peruano. Dentro de sus principales obras destacan "La Batalla de Tarapacá", "La Guerra con Chile", "La Batalla de Tacna", así como retratos de Francisco Pizarro, Simón Bolívar, y una de sus obras más emblemáticas, el retrato de Túpac Amaru, con el pelo al viento.


Hablando de la viñeta del personaje de perfil impreso sobre el lado derecho del billete de 1.000, se trata del ítalo-peruano Coronel Francisco Bolognesi Cervantes, quien guió a las tropas peruanas contra el ejército chileno al mando del General Manuel Baquedano en la Batalla de Arica, una de las campañas terrestres de la Guerra del Pacífico (1879-1883).

En 1924, durante el gobierno de Augusto B. Leguía, se estableció el 07 de junio como el Día de la Bandera, en conmemoración a este símbolo patrio y para rendir homenaje a grandes figuras históricas peruanas que murieron defendiendo la nación en la Batalla de Arica del 03 de abril de 1880.
El dibujo del carboncillo, arriba expuesto, fue uno de los trabajos realizados por Germán Suárez Vértiz, el cual sirvió como base para la impresión sobre el papel moneda.

El otro personaje, presente a la izquierda del anverso del billete, es el Almirante Miguel Grau Seminario, un héroe naval peruano, bautizado como el "caballero de los mares", quien se destacó por su valentía y nobleza. Fue piurano de nacimiento, pero vivió gran parte de su infancia en el puerto de Paita donde forjó su vocación marinera; a los nueve años de edad se embarcó como aprendiz de grumete en el buque mercante Tescua. Durante diez años navegó en distintas naves y recorrió diferentes puertos de Asia, Norteamérica, y Europa.


Foto familiar de Miguel Grau, con su esposa Dolores Cabero y Núñez, y cuatro de sus diez hijos.

Participó en varias ocasiones durante la Guerra del Pacífico, al mando del buque monitor Huáscar. Ganó el combate naval de Iquique del 21 de mayo de 1879 hundiendo a la corbeta Esmeralda y ganándose el respeto unánime por su acción humanitaria de rescatar a los náufragos chilenos. Finalmente, el 08 de octubre del mismo año, estando frente a Punta Angamos, el Huáscar fue cercado por dos divisiones enemigas, y Grau murió destrozado como consecuencia de un proyectil disparado desde el acorazado chileno Cochrane. Solo con la eliminación del Huáscar y de Grau, que habían actuado como una verdadera muralla móvil del Perú, los chilenos pudieron iniciar la campaña terrestre.

Como vemos, ambos personajes retratados, tuvieron que ver con la Guerra del Pacífico, uno desde las posiciones terrestres, y el otro en las campañas marítimas. De acuerdo a los registros de la historia, Chile fue finalmente vencedor, teniendo estas tres consecuencias para el mapa político occidental de Sudamérica:

- Chile anexó a perpetuidad, los territorios de Tarapacá y Antofagasta (Tacna también estuvo incluida, hasta 1929).
- Bolivia cedió el desierto de Atacama, y también su salida al mar.
- Perú sufrió la ocupación militar por tres años.

Germán Suárez Vértiz también retrató los otros personajes que destacaron en los anversos del resto de la Serie Velasco. Estos dibujos fueron: el Inca Pachacútec, Don Garcilaso Inca de la Vega, Túpac Amaru, Hipólito Unanue, Ramón Castilla, y Nicolás de Piérola.

Otro detalle característico de los billetes de Velasco, es que hubo tres diferenciaciones en la leyenda con respecto a la Ley que autorizaba la emisión del billete, inscrito sobre los anversos. Estos eran:

- De acuerdo con la Ley N°13958 (Serie 1968).
- De acuerdo con su Ley Orgánica (Series 1969-1975).
- Sin Ley (Serie 1975).

Con respecto al billete de 1.000 Soles de Oro, solo se imprimieron los dos primeros casos:



Para 1976 se empezó a renovar el diseño del cono monetario y el BCRP no volvió a emitir el billete violeta. Sin embargo, lanzó un nuevo billete de 100 Soles de Oro, con formato más pequeño y totalmente diferente de la Serie Velasco. Sobre el reverso se plasmó la imagen de Machu Picchu incluyendo parte de la andenería de la zona superior.



Billete de 100 Soles de Oro
Título: “Banco Central de Reserva del Perú”.
1976.
Anverso: Túpac Amaru II.
Reverso: Panorámica de la ciudadela Machu Picchu.
Printer: Istituto Poligrafico e Zecca dello Stato.
Tamaño: 129x65 mm.
Pick SCWPM-114.

La tercera vez que Machu Picchu era retratado sobre el papel moneda fue casi 33 años después, cuando ya habían pasado las turbulencias del plan INTI (1985-1991). Con ocasión del segundo diseño realizado en 2009 para el actual sistema monetario, el NUEVO SOL, se emitió un billete de 10 Nuevos Soles, sobre cuyo reverso aparecía renovada la ciudadela con mayor detalle, diferenciándose los sectores urbanos (por un tema de refuerzo de elementos de seguridad cromática en la viñeta).
Este segundo diseño del cono monetario se caracterizó por haber ilustrado los reversos con sitios emblemáticos del territorio, algunos de ellos declarados patrimonio histórico cultural de la humanidad.



Billete de 10 Nuevos Soles
Título: “Banco Central de Reserva del Perú”.
2009.
Anverso: José Abelardo Quiñones Gonzáles.
Reverso: Panorámica de la ciudadela Machu Picchu.
Tamaño: 138x63 mm.
Pick SCWPM-182.

En cuanto al reverso, los billetes velasquistas estuvieron adornados con lugares emblemáticos y turísticos del territorio nacional, otro rasgo característico del régimen de facto que buscaba múltiples visiones nacionalistas y  representativas sobre el cono monetario soberano; dibujos que también fueron realizados por Suárez Vértiz.

Para ello, en los siete valores faciales de la serie, lucieron con sus más finos detalles, las siguientes imágenes:

- Billete de 5 Soles de Oro: Fortaleza de Sacsayhuamán.
- Billete de 10 Soles de Oro: Balsas Totora sobre el Lago Titicaca.
- Billete de 50 Soles de Oro: Panorámica de iglesia del histórico pueblo de Tinta.
- Billete de 100 Soles de Oro: Fachada de la Iglesia de La Caridad, sede del Primer Congreso Nacional.
- Billete de 200 Soles de Oro: Fragata "Amazonas".
- Billete de 500 Soles de Oro: Fachada de la Casa Nacional de Moneda.
- Billete de 1.000 Soles de Oro: Panorámica general de la ciudadela de Machu Picchu.


Conocida imagen de la ciudadela ubicada en el Departamento de Cusco, impreso sobre el reverso del billete de Mil; fue la primera vez que aparecía en el papel moneda peruano.

Dos hijos del pintor, Álvaro y Gonzalo, cuentan en un artículo publicado por el Diario El Comercio, que ellos le ayudaron a su padre a realizar dichos dibujos, los cuales fueron hechos en carboncillo con mucho cuidado. Sin embargo, él estuvo muy disgustado con los grabados finales aplicados a los billetes por la imprenta Thomas de La Rue, porque en algunos casos no habían seguido los trazos originales realizados por Suárez Vértiz. Por ejemplo, recuerdan que las grafías de las rocas de Sacsayhuamán en el billete de 5 Soles parecían témpanos de hielo.

En el caso de la impresión gráfica de la ciudadela de MACHU PICCHU, el conjunto se ajusta con fidelidad a la realidad, visto hacia el norte desde las laderas del monte homónimo, aunque uno de los sectores urbanos (a la izquierda de la imagen) prácticamente salía omitida.
Al fondo del complejo arqueológico se alza la emblemática silueta característica de la montaña Huayna Picchu; sin embargo, para lograr que la ilustración abarque completamente todo el paisaje dentro del billete, se achicó la montaña, por lo que aparenta de menor proporción. Del mismo modo, los contornos próximos de la ciudadela aparecen dibujadas de manera difusa para realzar el motivo principal.

En realidad, el dibujo en el billete resulta tan fascinante como la realidad; verla por primera vez in situ, a uno le recorre un escalofrío por la espalda. Lo digo con conocimiento de causa, por haber tenido la fortuna de recorrerla en cuatro oportunidades durante mi presente vida.

La primera vez que lo contemplé extasiado fue durante el verano austral de 1988, ocasión que pude pernoctar una noche dentro de sus muros, gracias a la laxitud de los guardias turísticos; además todavía no existían tantas restricciones como en la actualidad.


Enero de 1992.


Enero de 1994.

La siguiente oportunidad llegaría en 1992, cuando las ruinas aún gozaban de suficiente quietud y ofrecía una atmósfera libre de la contaminación humana masiva. Esa fue la primera vez que la recorrí completamente, palmo a palmo, percibiendo el espacio de cada habitación, de cada sector, registrando a través de la retina todas las perspectivas posibles. Para ello necesité dos días de estadía y recorridos completos; incluso me atreví a escalar y subir las gradas vertiginosas de la montaña Huayna Picchu hasta su cumbre.

La tercera vez fue dos años después, en 1994. Aunque pude permanecer nuevamente los dos días en el complejo a pesar de las lluvias que se alternaron con horas de intenso sol, disfruté de la experiencia, siempre encontrando nuevos rincones, nuevas huellas, o algo nuevo para aprender. El cambio notable de esa vez fue que el lugar estallaba de turistas. La atmósfera fue distinta por la cantidad de personas que fluían en todos los sectores, con movimientos y ruidos que perturbaban las energías ancestrales del lugar. Como era la época plena de la convertibilidad en cierto país del Cono Sur, hubo un auge de viajeros, algunos de ellos con poca consideración y respeto hacia los patrimonios y lugares sacros: recuerdo que estando sobre la plaza central del conjunto urbano, llegó un grupo "maradoniano" que se puso a jugar fútbol sobre el césped al lado de las alpacas residentes del sitio. Sobre la piedra sagrada del Intihuatana, me tocó ver el hecho insólito de una turista patagónica que tomaba sol recostada sobre la piedra!

En fin, cosas no positivas del turismo masivo.


Boleto de ferrocarril utilizado el 21 de enero de 1994, en la ruta Cusco-Quillabamba, con ocasión de la tercera visita a MP. El importe del pasaje en aquel entonces fue de 11.00 Nuevos Soles, equivalentes a US$ 5.10.

La cuarta y última ocasión que estuve resultó ser una verdadera experiencia religiosa. Ya iba con la suficiente madurez, conocimientos y sabiduría para contemplar y sentir el entorno de una manera sublime y mística. Fue durante la primavera del 2013, y así mismo la volví a recorrer, fiel y completamente de cabo a rabo, con espíritu de scanner, y las mismas dos jornadas seguidas, esta vez afortunadamente con pocas multitudes humanas.


Noviembre de 2013. Donde estoy sentado antes solo había césped.

La primera impresión al arribar al emplazamiento es definitoria y saca el aliento. Se puede acceder de dos formas: bajando desde las laderas del monte Machu Picchu, en el sendero conocido como el "Camino del Inca", que inicia desde el Km 82 de la ruta del tren que viene desde Ollantaytambo y conduce hacia el poblado de Quillabamba, al final de los Yungas peruanos, y finaliza justo en el Santuario. La otra manera es tomando un bus desde la estación de ferrocarril de PUENTE PIEDRA (también se puede subir a pie a través de un sendero lateral), por una carretera que termina en el playón del Hotel de Turistas; a partir de ahí transcurre otro sendero que sube entre terrazas de cultivos hasta dar con la Casa del Guardián de la Roca Funeraria, una visible construcción de adobe con cubierta de paja, desde donde se obtiene la clásica imagen panorámica, que vemos en todas las postales.


En verdad, el complejo de Machu Picchu contiene demasiada información, no solo desde el punto energético y escenográfico, sino también de su emplazamiento y los detalles arquitectónicos. Analizarlo con consciencia involucraría muchas páginas y varios posteos exclusivos; por lo tanto seré generalizado y sintético, por esta vez.


EL SITIO ARQUEOLÓGICO DE MACHU PICCHU.

Comenzaré la descripción mencionando que el nombre de Machu Picchu resulta ser el nombre contemporáneo que se da a una Llacta (antiguo poblado incaico) que solía ser construida antes del siglo XV, sobre la Cordillera Oriental de Los Andes. Esta ciudadela (declarada "Santuario Histórico Peruano" en 1981, incluida en la Lista del "Patrimonio de la Humanidad" de la UNESCO desde 1983, y por último, declarada como una de "las nuevas siete maravillas del Mundo Moderno"), es la cereza de todo un gran pastel que contiene varios asentamientos del mismo estilo y características de sus conjuntos arquitectónicos, que se encuentran en la región de una grieta marcada de la cordillera que se abre hacia el horizonte amazónico. Según algunos estudios, su nombre original habría sido LLAQTAPATA o PATALLAQTA.


Acerca de la finalidad de semejante prodigio, construido y suspendido entre las montañas, se presume que haya sido un santuario religioso, aunque algunas de sus mejores construcciones acusa un evidente carácter ceremonial palaciego. Aún cuando se discute también su supuesto carácter militar, los populares calificativos de "fortaleza" o "ciudadela" podrían no ser tampoco adecuados.

La mayoría de los edificios periféricos han sido reconstruidos para dar a los visitantes una mejor idea de cómo era la situación original. Para 1976, el 30% de Machu Picchu había sido restaurado, tarea que continúa. Recordemos que, a principios del siglo XX, toda la implantación estuvo derruida y oculta a la vista por la densa cobertura selvática que la había engullido con el paso de los siglos.
Hiram Bingham efectivamente tuvo el mérito de ser la primera persona en reconocer la importancia del sitio para que el Mundo contemporáneo lo conociera, estudiando las ruinas con un equipo multidisciplinario y divulgando sus hallazgos; sin embargo, él no descubrió nada, en el sentido estricto de la palabra (nadie lo hizo, dado que nunca se "perdió" realmente).


Foto de Hiram Bingham, tomada en el campamento de la ciudadela, en 1912.

Aquel lugar era efectivamente visitado por muchas personas, lugareños y forasteros. Incluso el investigador naturista ítalo-peruano Antonio Raymondi "excursionó" al pie de las ruinas sin saberlo. No era desde ningún punto de vista un complejo aislado, por lo que el mito de la "ciudad perdida" y del "refugio secreto" de los soberanos incaicos carece de asidero.

Lo que cabe resaltar, luego de haberlo recorrido a través del famoso "Camino del Inca" y habiendo constatado las vistas soberbias y las bondades de este paraíso montañoso, es que la comunicación intrarregional debe de haber sido muy eficaz gracias a las redes intrincadas de los senderos habilitados por los chasquis quechuas: así es, nada menos que ocho caminos llegaban a Machu Picchu!


Machu Picchu aún cubierta por la vegetación, en proceso de desmalezado y reparación, 1912.

Por otra parte, una investigación en curso, divulgada hace poco, ha revelado información sobre el empresario alemán August Berns, quien en 1867 no solo habría "descubierto" las ruinas, sino que habría fundado una empresa "minera" para explotar los presuntos "tesoros" que albergaban (la empresa se llamaba "Compañía Anónima Explotadora de las Huacas del Inca"). De acuerdo con esta fuente, entre 1867 y 1870, y con la venia del gobierno de José Balta, la compañía habría operado en la zona y luego vendido "todo lo que encontró" a coleccionistas europeos y norteamericanos.

Otras referencias directas sobre visitantes de las ruinas de Machu Picchu indican que Don Agustín Lizárraga, un arrendatario de tierras cusqueño, llegó al sitio el 14 de julio de 1902 oficiando de guía a un grupo de tres cusqueños. Los visitantes dejaron un grafiti con sus nombres en uno de los muros del Templo de las Tres Ventanas que sería verificado por varias personas posteriormente. Existen adicionalmente informaciones que sugieren que Lizárraga ya había estado en la ciudadela en compañía de Luis Béjar en 1894; Lizárraga les mostraba las construcciones a los visitantes, aunque la naturaleza de sus actividades no ha sido hasta hoy investigada.


Foto del grafiti realizado por Lizárraga con fecha 1902, escrito sobre el lateral de una de las tres ventanas trapezoidales del templo homónimo.

Es así como un profesor estadounidense de historia, el Sr. Hiram Bingham, oyó sobre Lizárraga a partir de sus contactos con los hacendados locales y escribió en su diario: "Agustín Lizárraga es el descubridor de Machu Picchu, y vive en el puente de San Miguel, justo antes de pasar..." Fue así como llegó al sitio el 24 de julio de 1911 guiado por otro arrendatario de tierras, Melchor Arteaga, y acompañado por un sargento de la guardia civil peruana de apellido Carrasco. Encontraron a dos familias de campesinos viviendo allí, los Recharte y los Álvarez, quienes usaban los andenes del sur de las ruinas para cultivar y bebían el agua proveniente de un canal incaico que aún funcionaba. Pablo Recharte, uno de los niños de la primera familia mencionada guió a Bingham hacia la "zona urbana" que yacía cubierta por la maleza.

Una lamentable consecuencia de la inserción de la ciudadela en los libros de historia fue la irregular salida del país del material arqueológico excavado desde entonces, que consta de al menos unas 46.300 piezas aproximadamente, y que recién a partir del 2011 comenzó a ser devuelto al Perú.

Concretamente, Hiram Bingham se llevó 5.000 piezas arqueológicas a la Universidad de Yale, como producto de las excavaciones. Durante mucho tiempo fueron reclamadas por el gobierno peruano hasta que en 2007 se llegó a un acuerdo. Se esperaba su devolución a finales de 2009; sin embargo, esta no se dio. La Universidad de Yale confirmó la devolución de las piezas en el 2011, al conmemorarse el centenario del "redescubrimiento" de Machu Picchu por Bingham.

*****

La ciudadela se encuentra sobre la cresta montañosa que une dos montañas, algo así como una silla de montar ecuestre, geométricamente hablando, entre las montañas conocidas como Machu Picchu (que significa "cerro viejo") y Huayna Picchu ("cerro joven"). Sobre tres de sus lados, este emplazamiento se desparrama en sus bordes con gigantescos aterrazamientos que fueron destinados para cultivos y a la contención de las aguas, a partir de los cuales, más abajo forman las abruptas laderas que se precipitan hacia el cañón del río Vilcanota que discurre en el fondo en medio de un paisaje subtropical con densa vegetación, a pesar de hallarse el sitio a una altura promedio de 2.430 m.s.n.m. A pesar de la altitud, el clima resulta benigno.


La superficie edificada es de unos 530 metros de largo por 200 de ancho e incluye al menos 172 recintos. El complejo está perfectamente dividido en dos grandes zonas:

La ZONA URBANA, que posee dos conjuntos de viviendas diferenciados, la parte alta SECTOR HANAN y la parte baja SECTOR HURIN, ambos separados por plazas centrales encastradas entre sí con desniveles.
La ZONA AGRÍCOLA (conjunto de terrazas de cultivo).

Las dos zonas están separadas por un muro, un foso, y una escalinata continua, elementos que corren paralelos por la cuesta oriental de la montaña.


SECTOR HANAN MACHU PICCHU.


En la imagen arriba, corresponde la vista hacia el sector del complejo llamado HANAN MACHU PICCHU, donde se visualiza, en primer plano, la entrada, la escalinata y el foso divisor con la andenería agrícola. Este sector posee las siguientes etapas:

Un PÓRTICO TRILÍTICO de acceso a un "área vestibular" que incluye estructuras relacionadas con la atención a quienes llegaban a la ciudad. Acá se encuentran establos para camélidos y continúa con un conjunto de talleres y viviendas adosadas, los cuales miran hacia una "calle" longitudinal. Todas estas construcciones son de aparejo común y muchas de ellas estaban enlucidas y pintadas.


En el lado inferior del sector Hanan se encuentra el Templo del Sol, una edificación semicircular conocida como el "TORREÓN" (fue utilizado para ceremonias relacionadas con el solsticio de junio -del invierno austral-). El Torreón, también conocido como Templo del Sol, consta de bloques con finos labrados y encastres perfectos sin geometría ortogonal homogénea; una de sus ventanas muestra huellas de haber tenido ornamentos incrustados que fueron arrancados en algún momento de la historia de Machu Picchu (además hay huellas de un gran incendio que se habría producido en el lugar).



Imágenes del sector del Torreón semicircular y la Residencia Real (de espaldas) con cubierta inclinada restaurada, ubicada sobre la parte inferior del HANAN MP.


Detalle de textura y encastre lítico sobre la pared semicircular (hacia el este) del Torreón.

Esta estructura está construido sobre una gran roca, debajo de la cual hay una pequeña cueva que ha sido forrada por completo con mampostería fina artesanal; se cree que fue un mausoleo y que en sus grandes hornacinas reposaban momias. Hay quienes especulan que existen indicios para afirmar que pudo ser el mausoleo de Pachacútec y que su momia estuvo hasta poco después de la irrupción española en Cusco.
En las siguientes dos imágenes, la estructura por debajo luce así:



La RESIDENCIA REAL, con detalles líticos muy finos, es una construcción grande y la mejor distribuida del sector HANAN. Incluye dos habitaciones de grandes dinteles monolíticos, además de los muros de piedra con bloques perfectamente labrados y enfilados. Una de esas habitaciones tiene acceso a un cuarto de servicio con una canaleta de desagüe labrada sobre la roca, parte de las instalaciones pluviales que se replican en muchos sitios del complejo.



La puerta de acceso de la Residencia Real da a la primera fuente de la urbe y, cruzando la "calle" formada por una escalinata lateral descendente se ingresa a la última porción de viviendas de la nobleza, que finaliza en un área de cantera y al conjunto de paredes que limitan la PLAZA SAGRADA.


Imagen de la escalinata lateral que conduce desde el sector del conjunto de la Residencia Real hasta el recinto de la Plaza Sagrada. Al fondo se puede ver una parte del HURIN Machu Picchu, correspondiente al "Grupo de los Morteros".


Sobre la escalinata lateral, en vista ascendente, con una porción de la pared del Templo de las Tres Ventanas, a la derecha en lo alto.


En la imagen de arriba, luego de las piedras desordenadas, se puede observar la PLAZA SAGRADA, un conjunto de construcciones dispuestas en torno a un patio cuadrado, cuyo objetivo, de acuerdo a evidencias, indican que el lugar estuvo destinado a diferentes rituales.
Está delimitada por dos importantes templos, cuyas paredes poseen tanto nichos como ventanas trapezoidales, al igual que casi todas las edificaciones de la urbe. Inmediatamente después de la Plaza Sagrada se encuentra una escalinata que va a la parte superior de un cerro donde se yergue el observatorio principal del complejo, la Intihuatana.

Los dos importantes templos que conforman la Plaza Sagrada son los siguientes:

El TEMPLO DE LAS TRES VENTANAS, con muros de grandes bloques poligonales ensamblados como un rompecabezas.

El TEMPLO PRINCIPAL DEL SOL, de bloques más regulares, que se cree fue el principal recinto ceremonial de la ciudadela. Adosada a este último está la llamada "casa del sacerdote" o "cámara de los ornamentos" (simula ser una especie de sacristía). La pared divisoria se encuentra desplazada en sus bloques debido probablemente a que en algún momento fue afectada por un movimiento sísmico de gran magnitud. Además hay indicios que el conjunto general no se terminó de construir.


Pared oriental con cinco nichos trapezoidales, lindante a la Plaza Sagrada.


Pared norte del Templo de las Tres Ventanas, que da hacia la plaza central de la ciudadela.


Cerramientos pétreos con nichos delimitan el espacio del Templo Principal del Sol. Detrás asoma la parte superior del promontorio que asciende a la Intihuatana.

El sector HANAN de la urbe remata con la INTIHUATANA, el cual se asemeja a una pirámide de base poligonal, rodeada de construcciones de élite y aterrazamientos laterales que dan al abismo, sobre cuya cima corona un monolito conocido con el nombre de Intihuatana ("lugar donde se amarra el sol"), uno de los objetos más estudiados de Machu Picchu, que ha sido relacionado con una serie de lugares considerados sagrados, desde el cual se establecen claros alineamientos entre acontecimientos astronómicos y las montañas circundantes.
Posee dos escaleras de acceso, al norte y al sur, siendo esta última en especial interesante por estar en un largo trecho tallada en una sola piedra.


Pasando el intihuatana, llega el último segmento de las plazas centrales que separa al sector de enfrente, el HURIN, el cual empieza en el extremo con dos viviendas grandes con cubiertas a dos aguas, separadas por una gran piedra vertical, la Roca Sagrada. Detrás de dicho sitio se halla el sendero que conduce a la montaña de Huayna Picchu:



SECTOR HURIN MACHU PICCHU.


La panorámica de arriba es el sector urbano que se conoce como HURIN MACHU PICCHU, dispuesto al lado derecho de la plaza, el cual se compone por los siguientes sitios:

La ROCA SAGRADA, una piedra de cara plana colocada sobre un amplio pedestal. Es un hito que marca el extremo septentrional de la ciudadela y es el punto de partida del sendero al cercano y emblemático cerro Huayna Picchu (en el caso de la siguiente imagen, la roca se halla entre las dos viviendas).


El GRUPO DE LAS TRES PORTADAS, un amplio conjunto arquitectónico dominado por tres grandes kanchas dispuestas en forma simétrica y comunicadas entre sí. sus portadas, de idéntica factura, dan a la plaza principal de Machu Picchu. Incluye viviendas residenciales y talleres orientadas a los agricultores.
La kancha era la unidad arquitectónica más común del Imperio Inca, que conformaba un recinto amurallado de forma rectangular o trapezoide, la cual albergaba edificios y un patio central.


Fachada del Grupo de las Tres Portadas, tal como se ve desde la plaza central del conjunto urbano.




Detalles del interior de las viviendas agrupadas del sector de las Tres Portadas.

Grupo de los Morteros o Acllahuasi, es el más grande conjunto de la ciudadela, a pesar de lo cual posee una sola puerta de ingreso, algo que podría sugerir que se trata del acllahuasi ("casa de mujeres escogidas") de la urbe, dedicadas al servicio religioso y a la artesanía fina.


Fachada occidental del Grupo de los Morteros acllahuasi, que colinda con la plaza central.

Esta incluye una famosa habitación de piedra bien labrada en cuyo piso se encuentran dos afloramientos rocosos tallados en forma de morteros circulares, se supone que para moler granos. Algunos autores creen que se llenaban con agua con el propósito que los astros se reflejen en ellos.


Panorámica del conjunto del acllahuasi, en primer plano.

El sector del "Grupo de las Tres Portadas" y el "Grupo de los Morteros" se hallan vinculados por un conjunto de viviendas conocido como el Sector Industrial:



Grupo del Cóndor, es un amplio conjunto de construcciones, de trazo no siempre regular, que aprovecha los contornos de las rocas. Incluye algunas cuevas con evidencia de uso ritual y una gran piedra tallada en el centro de un amplio patio en la que muchos creen ver la representación de un cóndor. Al sur del "cóndor" se encuentran viviendas de élite y una zona que se ha identificado como claros restos de construcciones dedicadas a criar cuyes.


Exterior del recinto del Grupo del Cóndor, vista desde la escalinata lateral que viene del sector superior del HANAN Machu Picchu.


Parte superior del recinto de la "piedra del cóndor". Al fondo, se despliega el Sector Agrícola, coronado en lo alto por la Casa del Guardián de la Roca Funeraria, punto de llegada del Camino del Inca que nace en el Km 82.


Límite urbano desde el sector del Grupo del Cóndor, con un cerramiento perimetral que da hacia el abismo y que correspondería a varias viviendas de élite. Desde este lugar se puede ver sobre las laderas el camino sinuoso vehicular de acceso hasta el Hotel de Turistas, adyacente a la ciudadela. Sobre el fondo, a la izquierda de la imagen, corre el río Vilcanota, que viene desde el poblado de Aguas Calientes, distante unos 3 km, y luego prosigue su descenso a través de los Yungas hasta el poblado de Quillabamba, la puerta al Amazonas peruano.

Escalinata de las Fuentes, es un conjunto formado por una gran escalera junto a la cual corre un sistema de 16 caídas artificiales de agua, con un cuidadoso tallado en bloques poligonales, rodeada de canaletas labradas en la roca que conducen el agua a distintos desniveles.


Zona de las Canteras. Se trata de construcciones rústicas, probablemente destinadas para dar vivienda a los guardianes, canteros, talladores, y labradores de piedra. En excavaciones arqueológicas realizadas se han encontrado ollas, platos, aríbalos para agua, pocillos, un molino de piedra, y tierra quemada. Por esos indicios se deduce que se cocinaba para gran cantidad de personas: según investigaciones realizadas por Julinho Zapara, se preparaban ingentes cantidades de chicha.


Límite urbano oriental del sector HURIN Machu Picchu, adyacente a la zona de las Canteras y a la parte inferior del Sector Agrícola. Al fondo, del otro lado de la quebrada, destaca la montaña Phutuq K´usi ("Putucusi", que significa "montaña feliz"), con una altitud de 2.560 m.s.n.m., y en cuya base se encuentra la estación de ferrocarril que sirve al complejo.




LAS PLAZAS DE MACHU PICCHU.


Toma efectuada desde los desniveles intermedios de la plaza central, con el Templo de las Tres Ventanas, a la izquierda, y la "pirámide" de la Intihuatana, al centro.


Aproximadamente desde el mismo sitio de la plaza central, la imagen de arriba apunta hacia el sector HURIN, con parte de la fachada del Grupo de los Morteros y arriba, al final de las escaleras contiguas, el Grupo de las Tres Portadas. Al fondo de las plazas se visualiza el cerro Huchuy Picchu.

Entre los dos sectores urbanos HANAN y HURIN, se ubica un área longitudinal con césped, que compone una conexión continua de tres plazas alargadas a desniveles. Éstas plazas conectan directamente el gran área de terrazas para cultivo y que también oficia de contención telúrica-hídrica, ubicado al este, con el extremo occidental de la ciudadela que colinda con el Huayna Picchu.
Un elemento que llama la atención es la existencia de dos únicos árboles ubicados, en el centro de la primera plaza, de contornos rectangulares, y el otro en la contigua segunda plaza.


Desde el nivel de la primera plaza, mirando hacia el este, se puede contemplar toda la pendiente del Sector Agrícola y sus andenerías. El pico de la montaña que se ve a la derecha, es la montaña Machu Picchu, con una altitud de 3.082 m.s.n.m.


Vista desde la parte inferior del sector HANAN hacia la primera Plaza y la porción del sector HURIN, llamado "Grupo del Cóndor" (a la derecha del árbol).


LA ZONA AGRÍCOLA DE MACHU PICCHU.

Se trata de los andenes (terrazas de cultivo) de Machu Picchu y lucen como grandes escalones construidos sobre la ladera. Son estructuras formadas por un muro de piedra y un relleno de diferentes capas de material (piedras grandes, piedras menores, cascajo, arcilla, y tierra de cultivo) que facilitan el drenaje, evitando que el agua se empoce en ellos (se trata de una zona con importante pluviosidad) y se desmorone su estructura.

Este tipo de construcción permitió que se cultivara sobre ellos hasta la primera década del siglo XX. Cinco grandes construcciones se ubican sobre los andenes al este del Camino del Inca que llega al santuario desde el sur. Fueron utilizados como colcas o almacenes. Al oeste del mismo camino se encuentran otros dos grandes conjuntos de andenes: unos concéntricos de corte semicircular y otros rectos.

Otros andenes de menor ancho se encuentran en la parte baja de la ciudadela, alrededor de todo el emplazamiento: en estos casos, su función no era agrícola, sino servir como muros de contención.


Vista desde la esquina del sector HANAN hacia la ZONA AGRÍCOLA. Al fondo sobresalen las cinco viviendas "colca" o "almacenes", los cuales marcan la frontera oriental del complejo arqueológico (detrás de ellos, a unos 200 m, se encuentra el Hotel de Turistas y la llegada del camino vehicular).


Panorámica general de costado oriental del complejo arqueológico, vista desde las andenerías del Sector Agrícola. En primer plano destaca la Zona de Canteras e inmediatamente arriba el Grupo del Cóndor y de las "cárceles".
Sobre la parte superior de todo ese conjunto urbano HURIN, destacan las construcciones del Grupo de las Tres Portadas. A la derecha de la imagen la cuchilla de la arista del cerro Huayna Picchu que desciende hasta el cañón del Vilcanota. Las terrazas que se ven en las laderas de dicho sector cumplen el propósito de muros de contención.


Desde los niveles intermedios del Sector Agrícola se aprecia en lo alto, el conjunto del sector HANAN y la primera fila de viviendas.

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Por si se han dado cuenta, luego de la gratuita guía turística de este magnífico emplazamiento, les he realizado un circuito bastante completo que abarcó una vuelta, empezando desde la parte superior en la esquina de ingreso al sector HANAN, habiendo recorrido a lo largo de sus lugares más emblemáticos, luego hemos pasado al sector de enfrente, el HURIN, recorriéndolo también en todas sus etapas, y luego parquearnos en las plazas centrales para descansar y tomar un poco de sol andino, siempre que las nubes lo permitan. Finalmente hemos caminado sobre una de las terrazas del Sector Agrícola.

Acá subo un esquema arquitectónico relevado del emplazamiento -casi completo-, para una mejor ubicación (Fuente: Instituto Nacional de Cultura):


Mejor aún, qué tal una foto integral aérea de todo el complejo?


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Llegado a este punto de la descripción del complejo, faltaría mencionar tres lugares.

En primer lugar, la llegada a la ciudadela de Machu Picchu: por vía terrestre, a través de una ruta en zigzag (llamada "Carretera Hiram Bingham"), la cual parte desde el poblado de Aguas Calientes y pasa por la estación ferroviaria, y finaliza en un playón enfrente del HOTEL DE TURISTAS junto al control de entrada al parque arqueológico, donde cada vez existen mayores restricciones con respecto a la gran cantidad de turistas que visitan en forma diaria. Este lugar luce así:



Desde la garita discurre un sendero ascendente que va directamente a la Casa del Guardián, en lo alto de la meseta de unión entre los dos cerros, Machu Picchu y Huayna Picchu.

En segundo lugar, como ya lo mencioné anteriormente, la Casa del Guardián es donde también confluye la llegada del circuito turístico "CAMINO DEL INCA", que viene desde el sitio "Chilca", a 2.850 m.s.n.m. cerca del río Urubamba, una impresionante ruta de unos cuatro días, la cual atraviesa varios yacimientos arqueológicos (Llactapata, Runkurakay, Wiñaywayna, Intipunku), para el cual se debe sortear altos pasos de montaña (el mayor de ellos, denominado el paso Warmiwañusca, a 4.200 m.s.n.m.), hasta al fin llegar al gigantesco y sorprendente escenario colgado entre las montañas y las nubes, la cereza del pastel, Machu Picchu.


Este tramo del "camino inca" es una pequeña parte de lo que fue el QHAPAQ ÑAN, una red intrincada de senderos que recorrieron sobre la espina longitudinal de la Cordillera de Los Andes, la cual discurría mayormente a lo largo de la cordillera oriental. En este caso, se trata de aproximadamente 40 km de trekking que discurre desde el piso subtropical del valle de Urubamba-Vilcanota, hasta el nivel de páramo: por lo tanto, el clima a lo largo del recorrido fluctúa mucho, especialmente en temporada de lluvias (febrero).

El sendero se compone mayormente de piedras lajas o tipo bloque "adoquinado", con escalones diferenciados con distintas alturas de contrahuella; hay tramos que discurre sobre terreno apisonado, especialmente en los pasos de montañas. Algunos puntos del circuito, según se recorre en dirección a MP se reflejan en las siguientes imágenes:


Ruinas de Llactapata, cerca del Km 82.


Paso de montaña Warmiwañuska (4.200 m.s.n.m.).


Valle de Pacaymayo.


Ruinas de Runkurakay.


Laguna de Chacuacha, en ruta de descenso hacia Sayacmarca.


Ruinas de Sayacmarca.


Ruinas de Phuyupatamarca.


Ruinas y terrazas de Intipata.


Ruinas de Wiñaywayna, con andenerías.


Ruinas de Intipunku.

El último descenso del camino, desde el Intipunku, el paisaje luce así, con el emplazamiento de la ciudadela a lo lejos y el Huayna Picchu (en vista de escorzo) a la derecha; se visualiza completamente la ruta vehicular que sube en zigzag sobre las laderas de la silla de montar montañosa. En el fondo, el río Vilcanota, el cual rodea la montaña Huayna Picchu, y que luego enfila en dirección a la selva amazónica. La porción de la ciudadela que se ve es el costado del Sector HURIN.


La siguiente imagen es un esquema del famoso "Camino del Inca" (extraído de un afiche turístico local), ruta obligada que todo mochilero o viajante apasionado del senderismo o trekking planifica con suma obsesión:


El tercer lugar que faltaría recorrer es el símbolo clásico de la silueta emblemática de la ciudadela de Machu Picchu, la montaña que posee forma de menhir, el HUAYNA PICCHU.
La montaña dispone de un camino muy empinado y estrecho, escalinatas talladas en la roca viva y cables clavadas con estacas sobre las paredes verticales para sujeción,ya que del otro lado de las escalinatas da hacia el borde de un precipicio que ronda los 400 metros. El sendero empieza justo detrás del sector de la Roca Sagrada, en el extremo oeste del sector HURIN.


El ascenso varía entre 45 a 60 minutos, dependiendo de la condición física de cada persona. Posee una altitud de 2.720 m.s.n.m., y la ciudadela de MP está a 2.430, por lo tanto se asciende casi 300 m. Hace unos treinta años no era habitual el interés por subir esta montaña, si bien, en aquel entonces había un sendero accesible pero la montaña apenas estaba investigado, puesto que se descubrieron yacimientos arqueológicos cubiertos por el bosque sobre las empinadas laderas.

Durante el ascenso, sobre la piedra escarpada, se encuentran diversas estructuras de piedra, que en la lejanía de la silueta no se notan. Estas incluyen terrazas agrícolas, plataformas ceremoniales y restos arqueológicos de templos menores , sobre todo al llegar a la cima. En 1992 estuve en su cumbre, y todavía las ruinas se hallaban no habilitadas.

Una piedra en forma de flecha, sobre la cima, parece apuntar hacia el sur, a través de la piedra de Intihuatana, al nevado Salcantay, uno de los apus más venerados en la cosmología andina.


En la imagen arriba, se aprecia la última porción de la montaña Huayna Picchu, cerca de la cima y sobre el lado que mira hacia la zona arqueológica.



El que suscribe, en la cima del Huayna Picchu. Imagen de arriba, enero de 1994.

Para muchos visitantes, el Huayna Picchu posee un significado espiritual y cultural profundo, del mismo modo que lo es el sitio de la Casa del Guardián desde donde se ve la escenografía completa de la ciudadela. En el caso de la cima de la montaña. además de comprender la vastedad del complejo se mira con perplejidad el paisaje montañoso de alturas inmensas que lo rodea.

Como medida de control y seguridad, antes de empezar el sendero, hay una caseta de control en donde se debe registrar los datos personales, antes y después de la excursión, ya que se trata de una montaña con dificultad de ascenso del tipo moderado alto, y solo está permitido para personas mayores de 12 años; si se sufre de vértigo, mejor no intentarlo.



El ascenso realmente es un gran reto, primero, por las pendientes agudas de escalinatas que bordean precipicios peligrosos; segundo, incluso se debe atravesar un túnel de reducidas dimensiones, el cual podría provocar claustrofobia en personas no preparadas.

Nadie en el lugar te dice las normas que debes guardar, no solo en el ascenso al Huayna Picchu, sino en cualquier recorrido que se realice dentro de la ciudadela, o en las adyacencias. Sin embargo, esas cosas se aprenden cuando verdaderamente quieres tener un contacto pleno con la naturaleza, pero con responsabilidad; siempre se debe observar los siguientes puntos:

Se debe caminar a tu propio ritmo y no malgastar energías. Pero, si andas en grupo no te separes.
No temas pedir ayuda a los brigadistas de seguridad, que ahora se ubican en los tramos más engorrosos de la montaña. Algunos intervalos de ascenso poseen una inclinación de 60°.
Asegúrate de pisar con firmeza y cuidar muy bien tus pasos cuando estés transitando los cientos de escalones o gradas de piedra. En el caso del Huayna Picchu, las empinadas escaleras son, en su mayoría irregulares, estrechas y bordean abismos asombrosos.
Sigue las indicaciones oficiales del lugar y solo camina por las rutas señalizadas.

Una vez en la cumbre, esta escenografía es lo que aparece ante los ojos:


Desde la cima, la vista es sumamente espectacular, a falta de un término mejor. En primer plano se aprecia parte de las ruinas de la cumbre. Recorriendo de izquierda a derecha en la imagen, vemos: el camino de acceso en zigzag que llega al Hotel de Turistas (con cubierta de color azul); enseguida el complejo urbano de Machu Picchu, con el sendero que sale desde la parte superior y que es el camino del inca. Luego se ve la pared montañosa del pico menor del Huchuy Picchu, cuya ladera se precipita hacia la cuenca del Vilcanota cruzado por un puente ferroviario.


Vista de dron de la cima del Huayna Picchu. A la derecha de la imagen, la montaña Putucusi y, sobre su base, el puente que comunica la estación ferroviaria de Puente Ruinas e inicia el camino de ascenso en zigzag.

En tiempos recientes, se ha descubierto un nuevo yacimiento arqueológico, justo detrás del Huayna Picchu y a media altura entre la cima y el fondo de la quebrada. Se trata del TEMPLO DE LA LUNA, que contiene cuevas y construcciones similares a la ciudadela, aunque con acabados más rústicos.


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Entre la población de Aguas Calientes y la Estación ferroviaria, llamada Puente Piedra, sitio de llegada del tren que viene desde cusco, existe un acceso a un sendero que conduce a la cima de la montaña Putucusi, mencionada en párrafos anteriores. Como la montaña se ubica justo enfrente de Machu Picchu, se logra una vista panorámica excelente de toda la implantación:


AGUAS CALIENTES, sobre la ribera del correntoso río Vilcanota, creció como una unidad turística de servicios de esta zona arqueológica, proveyendo hospedería y comida, además de disponer de unas reconfortantes aguas termales en el perímetro urbano. A principios de la década de 1990 era una pequeña aldea bucólica, pero actualmente padece los inconvenientes del crecimiento desmedido del turismo.



UNA DE LAS CARACTERÍSTICAS, DADA LA UBICACIÓN DE LA CIUDADELA.

Toda el área original donde se asentó Machu Picchu era una gran cantera que los geólogos llaman "el caos de granito". Las rocas, que fueron transformadas en poliedros líticos y transportados a obra, son de diferentes calidades. Allí recibían el acabado y el tallado final. El pulido se realizaría después de estar colocadas en el paramento.

Como detalle curioso, cabe indicar que hay una piedra con hendiduras o rajaduras hechas para extraer piedras nuevas durante algunas de las restauraciones en la Zona de las Canteras. Algunos guías mal informados suelen mostrarla, afirmando que se colocaban troncos húmedos en las ranuras que, al expandirse, producían la fractura. Tal explicación solo es posible en la imaginación.

Entre 2017 y 2019, las investigaciones realizadas por la Misión Italiana del CNR, dirigida por Nicola Masini, revelaron la presencia de una gran cantera debajo de la plaza principal (la de mayores dimensiones), que se utilizó para reconstruir las primeras estructuras arquitectónicas. La cantera fue objeto de obras de drenaje y al fin se cubrió en dos fases, una de las cuales fue una plaza hundida, hasta la plaza actual.
A partir de 2019 se han realizado más investigaciones por parte del arqueólogo Régulo Franco.



CON RESPECTO A LA INGENIERÍA HIDRÁULICA Y DE SUELOS.

Una ciudad de piedra construida en lo alto de un "istmo" entre dos montañas y entre dos fallas geológicas, en una región sometida a constantes terremotos y, sobre todo, a copiosas lluvias casi todo el año,supone un reto para cualquier constructor: evitar que todo el complejo se desmorone.

Según los investigadores, Alfredo Valencia Zegarra (profesor del Departamento de Arqueología y Antropología de Cusco), y Keneth R. Wright (ingeniero jefe de Wright Water Engineers Inc., de la ciudad de Denver), "el secreto de la longevidad de Machu Picchu es su sistema de drenaje".
En efecto, el suelo de sus sectores no techados está provisto de un sistema de drenaje que consiste en capas de grava (piedras trituradas) y rocas para evitar el empozamiento pluvial. 129 canales de drenaje se extienden por toda el área urbana, diseñados para evitar salpicaduras y erosión, desembocando en su mayor parte en el "foso" que separa el área urbana de la agrícola, que era en realidad, el desagüe principal de la ciudad. Se ha calculado que el 60% del esfuerzo constructivo de Machu Picchu estuvo en ejecutar las cimentaciones sobre terrazas con muros ciclópeos y rellenadas con cascajo.


CON RESPECTO A LA ORIENTACIÓN DE LAS CONSTRUCCIONES.

Existe sólida evidencia de que los constructores tuvieron en cuenta criterios astronómicos y rituales para la construcción, de acuerdo con los estudios de Dearborn, White, Thomson y Reinhard, entre otros. La alineación de algunos edificios importantes coincide con el azimut solar durante los solsticios de manera constante y por ende nada casual, con los puntos de orto y ocaso del sol en determinadas épocas del año y con las cumbres de las montañas circundantes.

Casi todos los edificios son de planta rectangular. Los hay de una, dos, y hasta ocho puertas, normalmente en uno solo de los lados largos del rectángulo. Existen pocas construcciones de planta curva o circulares.
Son frecuentes las construcciones llamadas HUAYRANAS: estas poseen solo tres muros. En estos casos, en el espacio del "muro faltante" aparece a veces una columnata de piedra para sostener una viga de madera que servía de soporte al techo. También existían huayranas dobles, y dos huayranas unidas por un muro medianero, a las que se denominaba masmas.


Las construcciones habitualmente seguían el esquema de las kanchas (ver párrafos anteriores); es decir, cuatro construcciones rectangulares dispuestas en torno a un patio central, unidas por un eje de simetría transversal. A este patio confluían todas las puertas.

Finalmente, en cuanto a las cubiertas de los edificios, no se ha conservado ninguna techumbre original (por haber estado conformados de materiales perecederos), pero hay consenso en afirmar que la mayoría de las construcciones tenían techo a dos o cuatro aguas; hubo incluso un techo cónico sobre el "Torreón", y estaba formada por un armazón de troncos de aliso (Alnus acuminata) amarrado y cubierto por capas de ichu (Stipa ichu). La fragilidad de este tipo de paja y el alto índice pluviométrico en la región hizo necesario que estas techumbres tuvieran grandes inclinaciones de hasta 63°. Así, la altura de los techos duplicaba muchas veces la altura del resto del edificio.


Vista aérea integral del entorno de Machu Picchu.
En primer plano hacia la izquierda, la montaña Machu Picchu; al fondo el Huayna Picchu, y entre ambos, la ciudadela. El río Vilcanota, que viene desde el extremo derecho (se visualiza parte del pueblo de Aguas Calientes en su ribera), rodea la montaña con forma de cono conocida como Putucusi, y a continuación el Huayna Picchu.

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El lugar, así como en todo el mundo incaico, se han generado mitos y leyendas que han perdurado, sobre todo a partir de los distintos hallazgos que la arqueología peruana nos ha tenido reservados y nos lo muestra a cuenta gotas. En cuanto a Machu Picchu, entre sus secretos, misterios y leyendas, se cuentan los siguientes:

- La "ciudad perdida" de los Incas... Cuán "perdida" fue realmente?
- Quién fue el primero que descubrió Machu Picchu?
- Qué edad precisa posee la ciudadela?
- El Templo de La Luna es un templo "secreto" en el interior de una cueva que posee ramificaciones aún sin descubrir.
- Existen un número indeterminado de bifurcaciones de caminos entre el follaje en los contornos de la ciudadela, que aún no se han descubierto adónde van.
- Los arqueólogos han podido demostrar que la mayor parte de la ciudad está construida bajo tierra.
- Cuál verdaderamente fue la función de semejante complejo sobre la montaña?
- La existencia de una puerta secreta: el arqueólogo Thierry Jamin encontró una especie de puerta sellada, posiblemente simbólica, aún sin abrir.
- Los tres vanos trapezoidales del Templo de las Tres Ventanas se encuentran talladas sobre una roca entera: se cree que esas tres ventanas representan los tres niveles del mundo andino: el Hanan Pacha (mundo de arriba), el Kay Pacha (mundo terrenal), y el Uku Pacha (mundo subterráneo).
- La piedra "intihuatana" se cree que fue tallada y utilizada como calendario astronómico, y que también tenía un significado espiritual; los quechuas creían que la piedra conectaba la Tierra con el cielo.
- Técnicamente hablando, cómo se construyó Machu Picchu; con qué herramientas?


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