Por Arq. Rodolfo Eduardo Medina.
Desde estas latitudes del Mundo ahora resulta innecesario recorrer gigantescas distancias y cruzar océanos para ver restos de civilizaciones que evolucionaron tanto o más que las egipcias, mesopotámicas o incluso prehistóricas.
La costa peruana es pródiga en yacimientos arqueológicos donde crecieron ciudades ciclópeas, con grandes pirámides y anfiteatros, las cuales ostentaban conocimientos urbanísticos, astronómicos y las técnicas constructivas y medio-ambientales más antiguas de esta parte del Mundo.
Como ya desarrollé en un post anterior (dividido en cuatro partes), la costa del Perú posee riquezas y sorpresas; bajo las arenas de los desiertos que se interrumpen con la bajada de los valles fértiles transversales, se encuentran escondidos asentamientos humanos donde la vida floreció en épocas muy pasadas. Estos sitios guardan ciertas características comunes entre sí: por ejemplo, todas se valen del sistema constructivo más ancestral de la Tierra, la piedra, y se hallan sobre territorios ahora inertes e imposibles para sustentar progreso humano alguno.
Uno de estos sitios, quizá de los más espectaculares, se localiza sobre un valle árido. Se accede desde el km 184 de la vía Panamericana Norte, a la altura de la ciudad de Supe e ingresando desde el intercambiador vial respectivo hacia la Carretera 102 (Caral - Las Minas).
CARAL, el sitio arqueológico donde se hallan los restos de la principal ciudad de la civilización Caral, se encuentra sobre el Valle de Supe, a 190 km al norte de Lima, y a 23 km del litoral. Se le atribuye una antigüedad de 5000 años y es considerada la CIUDAD MÁS ANTIGUA DE AMÉRICA, hasta este momento, puesto que aún no se ha encontrado en el continente otro asentamiento más antiguo con semejante diversidad de edificios monumentales, con distintas funciones ceremoniales y administrativas. Ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
Pues bien, la civilización de la región Norte Chico (también conocida como Caral o Caral-Supe), se desarrolló entre 3000 y 1800 a.C. (Arcaico Tardío y Formativo Inferior) es decir, fue contemporánea de otras civilizaciones primigenias como las del antiguo Egipto, la India, y China; pero a diferencia de ellas (que intercambiaron sus logros), se desarrolló en completo aislamiento.
En América, resulta que es la más antigua de las civilizaciones prehispánicas, superando en 1500 años a la civilización Olmeca (Monte Albán), otro importante hito civilizatorio ubicado en Mesoamérica. Con relación a Sumeria, la compleja sociedad Caral surgió sólo un milenio después.
El descubrimiento de Caral cambió todos los esquemas que hasta entonces se tenían sobre el surgimiento de las antiguas civilizaciones peruanas. Anteriormente se consideraba a Chavín de Huantar como el foco cultural de más vieja data en el Perú, con un máximo de 3200 años de antigüedad (1200 a.C.).
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Estrechamente relacionada con la ciudad de Caral se hallaba El Áspero, localizado en el litoral cercano a la desembocadura del río Supe, y que, según todos los indicios, fue su ciudad pesquera. Allí es donde se han hallado restos de sacrificios humanos (dos niños y un neonato), y más recientemente en 2016, de una mujer que presumiblemente perteneció a la élite local de hace 4500 años.
Complejo El Áspero, a vista de dron, orientación sur-norte.
Los sitios del Valle de Supe que formaban parte del núcleo de la civilización Caral eran ocho en total: Pueblo Nuevo, Cerro Colorado, Allpacoto y Llapta, ubicado sobre la margen derecha del río Supe; Miraya, Lurihuasi, Chupacigarro y la misma Caral, sobre la margen izquierda. Aunque, si hablamos de todo el espacio geográfico del valle (zona del litoral, valle medio y valle bajo), existen 25 asentamientos, por ahora identificados.
El entorno es árido y agreste, aunque al tratarse de un valle regado por un río hay porciones de vegetación discontinua. Se encuentra encerrada por la configuración de la cordillera: hacia el oeste los cerros de ambos lados del valle se cierran formando una garganta; lo mismo ocurre hacia el este. Prácticamente son 10 km de largo que conforman una sección de valle fértil, bien definido y de fácil control.
La imagen de arriba corresponde a la planicie árida del complejo Caral, al lado del río Supe sobre el valle homónimo (mirando hacia el noroeste).
En los años iniciales del siglo XX, el lingüista huachano Alfredo Torero publicó que el idioma quechua habría tenido su origen en los valles de Supe, Fortaleza y Pativilca (los tres forman parte de un extenso valle que corre longitudinal a la línea de costa); esta afirmación la hizo después de estudiar la toponimia (nombres de los lugares) de éstos.
Caral, nombre del centro poblado cercano al complejo arqueológico, aparece mencionado en los procesos de idolatrías del siglo XVII en Cajatambo. Es posible que Caral sea un nombre quechua; no obstante, sobre su significado no hay acuerdo, salvo que algunos expertos han propuesto que significa "fibra" o "junco". En todo caso, habría sido una voz de origen protoquechua.
DE CÓMO SE FUE DESCUBRIENDO CARAL
En 1905, Max Uhle investigó El Áspero, un asentamiento precerámico situado en el mismo borde litoral, como lo mencioné, el cual se encontraba enterrado en casi un 100%. Julio C. Tello exploró el mismo lugar en 1937. No hay evidencias que ambos investigadores se adentraran en el Valle de Supe y, por lo tanto, que llegaran a conocer el emplazamiento de Caral.
El primero que llamó la atención sobre Caral fue el viajero estadounidense Paul Kosok. Éste visitó el lugar juntamente con su compatriota, el arqueólogo Richard Schaedel, en 1949. En su informe, publicado en el libro "Life, Land and Water in Ancient Perú", en 1965, mencionó que Chupacigarro Grande (como se le conocía a Caral entonces) debía ser muy antiguo, aunque no pudo precisar su antigüedad. También contiene una impresionante fotografía aérea de un sector de la ahora llamada Ciudad Sagrada de Caral.
Primera instantánea aérea tomada en 1949 del sitio sagrado de Caral, tal como se veía entonces, en su mayoría cubierta por la arena.
En 1965, el arquitecto peruano Carlos Williams hizo un detallado registro de la mayoría de los sitios arqueológicos del valle de Supe, entre los cuales registró a Chupacigarro Grande, a partir del cual hizo algunas observaciones sobre el desarrollo de la arquitectura en Los Andes. Lo presentó primeramente en el artículo Arquitectura y Urbanismo en el Antiguo Perú, publicado en 1983 en el tomo VIII de la serie "Historia del Perú" de la editorial Juan Mejía Baca. Y, después, en el artículo A Scheme for the Early Monumental Architecture of the Central Coast of Peru, escrito en 1985 en el libro "Early Ceremonial Architecture in the Andes".
En 1979, el arqueólogo suizo Frederic Engel visitó el lugar, excavó y levantó un plano del mismo. En su libro "De las begonias al maíz", publicado en 1987, afirmó que Chupacigarro Grande (Caral) pudo haber sido construido antes de la aparición de la cerámica en Los Andes (1800 a.C.). Sin embargo, los arqueólogos andinos asumieron que el asentamiento era "acerámico", es decir, que había sido construido por una población que no utilizaba la cerámica, aunque ya se conocía en otros lugares de la zona andina.
Posteriormente, en 1994, la Dra. Ruth Shady Solís, antropóloga y arqueóloga peruana, recorrió nuevamente el valle y reidentificó 18 sitios con las mismas características arquitectónicas, entre los cuales ya se incluían cuatro de ellos con mayor detalle: Chupacigarro Grande, Chupacigarro Chico, Chupacigarro Centro, y Chupacigarro Oeste. Para diferenciarlos mejor, Shady los denominó posteriormente como Caral, Chupacigarro, Miraya, y Lurihuasi. Cabe señalar que chupacigarro es el nombre español que se le dio a un ave del lugar.
Foto de Ruth Shady, apodada la "Dama y guardiana de Caral".
Así, el equipo dirigido por Shady empezó a excavar en Caral, a partir de 1996; se elaboró un "plan Maestro", documento que da los lineamientos necesarios para convertir los yacimientos arqueológicos del valle y su patrimonio cultural monumental en un eje de desarrollo socioeconómico integral y sostenible de la región. Ella presentó sus datos, por primera vez, en 1997, en el libro "La Ciudad Sagrada de Caral-Supe en los albores de la civilización en el Perú". En dicho tratado sustentó abiertamente la antigüedad precerámica de Caral, afirmación que consolidó de manera irrefutable en los años siguientes, a través de las excavaciones intensivas en el lugar.
En la actualidad, el Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe (PEACS) está a cargo de los trabajos de investigación y restauración en el complejo, así como de los asentamientos coetáneos del Valle de Supe y del Valle de Huaura (Vichama).
La Dra. Shady protege con absoluta devoción desde hace casi tres décadas, pero no ha sido un cometido apacible ni mucho menos fácil. De hecho, más que una arqueóloga parece una doble para escenas de riesgo de una película: ha sido amenazada de muerte y en una ocasión, en el 2003, casi la matan de un disparo en el pecho durante un asalto en las instalaciones.
Es uno de los sitios arqueológicos más importantes de la Tierra y actualmente se están cometiendo (y en vías de cometer) crímenes en Caral que están poniendo en peligro la vida de los investigadores y expertos: basta un descuido y se pueden borrar secretos arqueológicos esenciales de las páginas de la historia.
La razón por la que se encuentra en el punto de mira es que las tierras del Valle de Supe y Huaura, cerca del complejo de Caral, son propicias para desarrollar actividades agrícolas y para la explotación de minerales. Varias familias están interesadas en ellas, pero la Dra. Shady no está dispuesta a que pisoteen el patrimonio peruano.
En general, salvo ciertas acciones particulares por parte de ONGs y una que otra organización oficial, los yacimientos arqueológicos peruanos no son tomados en cuenta con seriedad desde los descubrimientos, para su estudio y preservación. Tratándose este sitio como muy importante y de gran interés para la historia de la humanidad, los medios de comunicación locales, por ejemplo, describen la situación de Caral como "tensiones protagonizadas entre ocupantes y especuladores de tierras y el equipo de la profesora Shady".
Además, la crisis sanitaria desatada por la Covid-19 desde el 2020, no ha hecho más que agravar esta situación: aprovechándose de la ausencia policial, ya que se ha retirado toda la protección de la zona arqueológica por falta de personal, han invadido el lugar y han introducido maquinaria!
La propia Shady cuenta que en su cabaña del valle tenía que poner tablas en las ventanas para que no la dispararan. Ella sigue firme en su decisión de conservar, preservar y difundir el valor de este descubrimiento, porque según comenta en una entrevista, "no es posible que no haya suficiente interés por la protección del patrimonio". Por ahora la arqueóloga está a salvo, pero el miedo no deja de visitarla.
Más allá de estas consideraciones, no se trata solamente de un yacimiento petrolífero potencial sin explotar ni de un caso de desforestación. En Caral está ocurriendo algo mucho más profundo y oscuro que algunas ruinas interesantes amenazadas por desarrolladores y mercantilistas corruptos. Este es un intento de evitar que la historia humana cambie radicalmente debido a las revelaciones que el lugar arrojaría y que harían romper el statu quo.
CONSIDERACIONES DEL COMPLEJO CARAL-SUPE
El estado de la ruta que conduce al sitio de Caral, poco después de abandonar la Panamericana, se encuentra en pésimas condiciones, pero el escenario del valle con vegetación, entre las murallas de las estribaciones andinas, resulta imponente.
Del camino se bifurca un sendero en el último par de kilómetros que conduce hasta una plataforma arenosa que se encuentra a un par de metros por encima de la cota del sendero. Desde el ingreso al campus arqueológico se alcanza a visualizar el paisaje surrealista de las pirámides de piedras texturizadas que se sobreponen a los tonos opacos de las montañas.
En sí, Caral se trata de un enorme emplazamiento con varios edificios aparentemente aislados, con una organización cardinal de 11 templos-pirámides dispuestos entre varios conjuntos residenciales que conforman un área aproximada triangular que abarca 66 hectáreas, sobre una plataforma de terrenos aluvionales, a 350 m.s.n.m. De acuerdo a algunos especialistas, algunos de los sitios individuales del complejo se remontan al año 2600 a.C. Posteriormente, el innovador análisis efectuado con radiocarbono14 de la Dra. Shady (146 pruebas fechadas y realizadas en los EEUU), publicado en la revista Science, retrasó 1000 años la fecha más antigua conocida de la sofisticada cultura andina.
Estos primeros habitantes andinos llegaron antes del período de la "alfarería". En otras palabras, existieron en el período precerámico, como ya lo hemos mencionado en párrafo anterior y, sin embargo, estaban involucrados en proyectos masivos de construcción de montículos, plataformas y volúmenes geométricos.
De acuerdo con la comprensión convencional de cómo se poblaron las Américas, esto significaría entonces que estaban construyendo pirámides truncas antes de descubrir cómo cocer arcilla o trabajar metales, incluso antes de que la humanidad se asome a los conocimientos de la agricultura a gran escala.
Es difícil no exagerar la importancia de lo que todo esto significa en relación con toda la cuna andina de la civilización humana. Si Caral resulta ser el asentamiento original, que luego influyó en sus numerosos y misteriosos contemporáneos, las culturas Chachapoyas, Paracas, Nasca, Inca, y Moche, entonces este antiguo sitio tiene todos los indicios de que podría ser la proverbial piedra de Rosetta, la clave que permitiría a los científicos e historiadores determinar el origen de todas estas misteriosas culturas.
De acuerdo a lo expuesto, entonces se admitiría que la cultura Caral debió ser contemporánea de la enigmática cultura Paracas, que exhibía cráneos alargados, cabello castaño rojizo, y que pudo haber tenido vínculos con esta cultura del Norte Chico.
Un dato importante es que, lo que mantenía unida a la población de Caral era presumiblemente la religión, que sería el medio de cohesión y coerción social. Esto se infiere de la presencia de grandes monumentos de carácter religioso (pirámides y templos). Por otra parte, la dominación regional de Caral, según los estudios, se ejerció de manera enteramente pacífica durante un período que podría ser de 500 a 1000 años, durante los cuales, Caral no dejó rastros de fabricación de armas, testimonios, ni evidencias de haber organizado un ejército o dirigido una guerra.
Otra evidencia que está siendo estudiada desde hace 15 años por la Dra. Shady son los efectos de un cambio climático decisivo que habría afectado a la civilización Caral hace unos 3800 años sobre la costa central de Perú.
CÓMO ES CARAL
El plano de la ciudad y algunos de sus componentes, en particular las estructuras piramidales y el conjunto residencial de la clase dominante, atestiguan claramente la existencia de funciones ceremoniales reveladoras de una fuerte ideología religiosa, que contrasta con un entorno agresivo y telúrico.
El complejo, excepcionalmente preservado (y lo que se encuentra excavado), resulta impresionante por la concepción y complejidad de sus elementos arquitectónicos y espaciales, sobre todo en el diseño y el esquema de partido que identifica a las pirámides de más importancia con sus plataformas monumentales simétricos de piedra y tierra, y los patios circulares a subnivel. Comprende (hasta el momento) seis grandes estructuras piramidales, cinco templos, y varios restos de estructuras de conjuntos de viviendas colectivas.
Las propiedades acústicas de estas llamadas plazas o anfiteatros hundidos son quizá el aspecto más fascinante, ya que evidencian niveles extremadamente altos de sofisticación y técnica. No puede haber duda sobre el intento deliberado de amplificar los efectos acústicos con fines rituales, y esto se ve reforzado por el tesoro de instrumentos musicales antiguos descubiertos en Caral, incluidas 32 flautas de hueso compuestas de restos de cóndores y pelícanos. Además, en el Valle de Supe, también fueron descubiertos 37 instrumentos de viento tipo corneta, elaborados con huesos de venado y de llama.
El hallazgo de un quipu (ramal de cuerda con varios nudos de colores, anudado a otros ramales similares y utilizado para registrar y transmitir relatos, noticias y cuentas) dan cuenta del grado de desarrollo de esta civilización.
En cuanto a detalles de los acabados arquitectónicos, las paredes de las estructuras piramidales estaban enlucidas con barro y pintadas de blanco o amarillo claro, y, ocasionalmente, de rojo. Una escalera central conducía hacia la parte superior donde se hallaban varios recintos interiores. En el cuarto principal había plataformas bajas ubicadas en dos o tres de sus lados, y sobre el centro, un fogón compuesto por un hoyo en el suelo, recubierto con barro.
Detalle y corte sobre un recinto de fogón. En el complejo se han encontrado cinco altares con fogones particularmente diseñados con conductos de ventilación.
Hablando de los hoyos de los fogones, un notable mecanismo utilizado fue el sistema de conductos de aire destinado a avivar el fuego durante los ritos religiosos mediante el estrechamiento de los mismos, fenómeno físico llamado científicamente "Efecto de Venturi", lo que se produjo simultáneamente con la construcción de complejas redes de riego para los cultivos y el abastecimiento de agua a la urbe.
También se ha descubierto una técnica constructiva-resistente utilizada por los habitantes en el alzado de los muros; ellos aplicaron complejos principios físicos, fruto de la observación empírica. Un ejemplo de ello es la shicra, una especie de bolsa de red tejida con resistentes fibras vegetales; se las usó cargadas con piedras de distintos tamaños que, al ser colocadas como relleno de las plataformas piramidales, daban estabilidad a las estructuras durante los terremotos distribuyendo las ondas sísmicas por todo el edificio.
El alzado de los muros y terraplenes sigue una especie de patrón de mezcla de tonalidades ocres, claros y oscuros, que les confiere dinamismo.
A continuación se puede ver un detalle de sector del contorno de una de las plazas circulares hundidas.
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Desde la perspectiva de lo urbano, Caral se encontraba dividida en dos zonas, una central y otra periférica.
La ZONA CENTRAL O NUCLEAR es el sector donde se ubican 32 estructuras públicas y varios conjuntos residenciales distribuidos en dos mitades.
La mitad superior (CARAL ALTO), al norte, posee las construcciones públicas y residenciales más significativas de la ciudad: siete edificios monumentales (pirámides truncas), dos plazas circulares hundidas (frente a sendas pirámides), dos espacios para la congregación colectiva (Plaza Central y Plazuela de la Huanca), unidades residenciales para funcionarios, así como un extenso complejo residencial para especialistas y sirvientes.
La mitad inferior (CARAL BAJO), al sur, cuenta con edificaciones menores, como el conjunto arquitectónico del Anfiteatro, el edificio del Altar Circular y un conjunto residencial, también de menor tamaño.
La ZONA PERIFÉRICA O MARGINAL contiene grupos de viviendas distribuidas en forma de islotes que bordean el valle. Cabe señalar que los edificios residenciales no eran solo viviendas domésticas sino también talleres.
PERÍODOS DE CONSTRUCCIÓN DEL COMPLEJO
La construcción de Caral se desarrolló a través de un largo proceso de casi 1000 años, en las que se sucedieron una serie de remodelaciones y superposiciones. Los arqueólogos han detectado seis fases en dicho proceso:
- Inicio (hacia el 5000 a.C.).
- Primeras construcciones de mayor tamaño (3000-2600 a.C.).
- Una remodelación general y anexión de las plazas circulares (2600-2300 a.C.).
- Período tardío en el que se ampliaron los edificios públicos (2300-2200 a.C.).
- Pérdida de su importancia (2200-2100 a.C.), al mismo tiempo que crece otro asentamiento en el valle bajo, llamado Era de Pando, de mayor tamaño que Caral.
- Se abandona paulatinamente Caral y se procede a enterrar sus edificios (2100-1800 a.C.).
Se desconocen las causas del fin de Caral. Posiblemente el sitio sufrió los estragos de eventos naturales, como terremotos de gran magnitud y los Fenómenos de El Niño con carácter arrasador.
En varios templos monumentales, como la Huaca de Sacrificios de El Áspero y el Templo Piramidal Mayor de Caral, se han encontrado señales de intensa actividad sísmica, que muestran grandes fisuras y desniveles entre pisos que luego fueron cubiertos por nuevas construcciones. Los sismos debieron tener una magnitud de 7 a 9 en la escala de Richter.
Pero lo más probable, lo que más afectó fue uno o varios catastróficos Fenómenos de El Niño, caracterizados por lluvias torrenciales, huaycos y desbordamientos de ríos, que sin duda provocarían un gran colapso en la economía agrícola, pues las zonas dedicadas al cultivo se convertirían en pantanos y ciénagas; otras consecuencias adicionales serían el enarenado de las playas así como grandes tormentas de arena y polvo que cubrirían los campos de cultivo del Valle de Supe.
En este escenario resulta muy posible que los residentes se vieran obligados a migrar a otros lugares donde seguramente construyeron nuevos asentamientos urbanos y aplicaron similares tecnologías. Casualmente otros templos y centros administrativos surgieron por esa época en los valles costeros cercanos a Caral, así como más al norte y en la sierra. Entre ellos están Vichama (Végueta, Huaura), Sechín, La Galgada y Huaricoto (Ancash), y Kotosh (Huánuco). Estos centros demuestran la continuidad de la civilización andina, cuyo nodo primigenio fue sin duda Caral.
LOS EDIFICIOS Y SITIOS IMPORTANTES DE CARAL
SECTOR CARAL ALTO
PIRÁMIDE MAYOR (SECTOR B).
Es el de mayor volumen y extensión; mide 150 m de largo, 110 m de ancho, y 28 m de alto.
Domina la plaza central urbana, un extenso espacio donde se cree se realizaban las ferias. Por su ubicación y tamaño se supone que debió ser el principal edificio de Caral. Forma parte de un conjunto que se complementa con una plaza circular hundida y una imponente estructura de plataformas escalonadas. Es la estructura emblemática de la ciudad de Caral y la que suele mostrarse mayormente en las representaciones gráficas. El edificio era el centro del poder político, administrativo y religioso.
PIRÁMIDE LA CANTERA (SECTOR B).
Llamado así por estar construido sobre un promontorio rocoso usado anteriormente como cantera. En su cima tiene un altar circular, dotado de un enorme fogón con conductos subterráneos que aseguraban el encendido permanente del fuego. Su función era principalmente ceremonial, con algunas funciones administrativas.
PIRÁMIDE MENOR (SECTOR G).
Es el edificio más pequeño de la parte piramidal de la ciudad. Su escalera principal estaba situada originalmente sobre el lado norte; luego fue cambiada hacia el lado oeste. Se practicaban actividades administrativas y ceremoniales.
PIRÁMIDE CENTRAL (SECTOR C).
Es el segundo en dimensión, con una altura de 18 m. Está situado al oeste de la plaza central. Adyacente a ella se ha desenterrado una plaza ritual.
PIRÁMIDE LA GALERÍA (SECTOR H).
Es el tercero en dimensión, y está ubicada sobre el extremo este de la ciudad. En su cima hay una galería subterránea cuya función aún se ignora. Al sur de la pirámide se halla un conjunto de recintos asociados al edificio. Sus características demuestran un uso habitual para actividades ceremoniales y sociopolíticas, vinculados con el elevado estatus de los funcionarios.
EDIFICIO DE LA BANQUETA (SECTOR N).
Es un templo de menores dimensiones, con evidencia de varios períodos de cambio.
EDIFICIOS ESPECIALES (SUBSECTOR E2-E3).
Conformado por dos edificios piramidales originalmente diferenciados, pero que posteriormente fueron convertidos en uno solo.
PIRÁMIDE LA HUANCA (SECTOR I).
Al frente de su fachada principal se encuentra un monolito hincado sobre el suelo, al que se denomina "la Huanca", el cual posee 2.15 m de alto. Actividades ceremoniales y administrativas.
SECTOR CARAL BAJO
TEMPLO DEL ANFITEATRO (SECTOR L).
Es una estructura amurallada, con una plaza circular hundida con forma de anfiteatro, cuyo diámetro es la de mayor tamaño de la ciudad, con 29 m. Es la estructura más importante de la mitad baja de Caral y la más conocida de todo el asentamiento después de la Pirámide Mayor.
EDIFICIO DEL ALTAR CIRCULAR (SECTOR P).
Destaca un altar circular con fogón y sus conductos subterráneos. El detalle del mismo fue incluido en párrafos anteriores.
VIVIENDAS
La ciudad consta de varios sectores residenciales, que se dividen en: conjuntos residenciales multifuncionales y en las residencias de los funcionarios anexas a los edificios públicos.
Los conjuntos residenciales multifuncionales está conformada por numerosas viviendas agrupadas en subconjuntos y separadas entre sí.
- Conjunto Residencial Mayor (Sector A), en Caral Alto.
- Conjunto Residencial Menor (Sector NN2), en Caral Bajo.
- Sector Residencial de la Periferia (Sector X), ubicado en la periferia de la ciudad.
- Subconjunto Residencial D1 (Sector D), ubicado en la periferia.
Residencias de los funcionarios de los edificios públicos. Se hallan anexas a los edificios públicos y se cree que fueron ocupados por los funcionarios que administraban dichos edificios.
- Unidad Residencial B1 (Caral Alto), anexo a la Pirámide de la Cantera.
- Conjunto residencia de Élite I2 (Caral alto), anexo a la Pirámide de la Huanca.
- Unidad residencial B2 (Caral Alto), anexo a la Pirámide de la Cantera.
- Sector residencial H2 (Caral Alto), anexo a la Pirámide de La Galería.
- Unidad Residencial B5 (Caral Alto), anexo a la Pirámide de La Cantera.
- Unidad Residencial Q1 (Caral Bajo), anexo a la Pirámide del Altar Circular.
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LA PLAZA CENTRAL
Es la gran explanada hacia la cual se orientaban las fachadas de las pirámides y las residencias del complejo. Las huellas de diferentes postes o mojones ponen en evidencia la periódica instalación de tiendas para el intercambio de productos, algo parecido a lo que serían las ferias de pueblo actuales de la sierra.
En el período antiguo se constituyó sobre la explanada un conjunto de recintos interconectados y su función cambió a través del tiempo.
EL ALTAR DE FUEGO
Construcción ceremonial ubicada en el espacio interior del Templo del Anfiteatro. De carácter eminentemente ritual, su uso fue restringido.
EL GEOGLIFO
Está asociado al asentamiento de Chupacigarro. Representa una cabeza orientada hacia el este. Fue construido mediante un cuidadoso planeamiento y conocimiento de la perspectiva y la proporción en relación con observaciones astronómicas. Su función era de la predicción del tiempo y de los fenómenos naturales en relación con sus actividades.
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POBLACIÓN DE CARAL DURANTE LA ETAPA DE AUGE
Los cálculos más conservadores estiman que la ciudad sagrada albergaba de 1.000 a 3.000 habitantes. Se ha determinado que existía una gran diferenciación social, con clases estratificadas, cada una de las cuales cumplían determinadas funciones y estaban organizadas de manera jerárquica.
De acuerdo a la percepción de los arqueólogos, "la obra arquitectónica en la ciudad y en el campo, así como los materiales asociados, evidencian una organización social compleja en tres estratos jerarquizados: la población mayoritaria, los especialistas, y las autoridades conductoras de lo terrenal y lo espiritual".
Una de las actividades más importantes dentro del complejo fue la ASTRONOMÍA. Se han encontrado múltiples evidencias de que los hombres de Caral contaban con conocimientos de astronomía, que aplicaban en la elaboración del calendario relacionado con la celebración de festividades y de otras actividades económicas, religiosas y cívicas.
Sobre el terreno se encuentran geoglifos y líneas esparcidos e hincados sobre las planicies desérticas a modo de hitos o puntos de referencia, lugares que coinciden con piedras talladas dispersas. Es de destacar también que el monolito o huanca hincado en una de las plazas públicas (al frente de la Pirámide La Huanca), habría sido un instrumento de observación astronómica junto a otros dispositivos que ya no están.
Fuera del complejo de Caral, e incluso dentro de otros valles transversales que suben hacia la cordillera, es común encontrar de manera solitaria estos monolitos clavados sobre una hondonada concéntrica y rodeada de un perímetro de piedras dispuestas en forma radial, sin más entorno que los cerros desnudos. Tuve la oportunidad de fotografiar uno de esos monolitos, con respetable altura, y con ocasión de un viaje en la que subí al Callejón de Huaylas: lo visualicé desde el valle a la distancia sobre la Ruta PE-16 que transcurre entre Pativilca y Conococha: es el sitio conocido como Sitio Arqueológico de Huaricanga. El escenario resultaba inquietante ya que, en vez de uno eran dos extraordinarios monolitos de aproximadamente 3 m altura.
Estos conocimientos, de los engranajes y movimiento de los cielos y sus astros, los aplicaron también en la orientación de los edificios públicos en un ángulo específico que coincide con el valor de la inclinación de la eclíptica terrestre: es más toda la implantación urbana de la ciudad Caral se rige con este valor.
El eje de rotación de la Tierra se encuentra inclinado unos 23.5° respecto al plano de la eclíptica, que es la trayectoria aparente del Sol en el cielo, inclinación necesaria que regula los ciclos de las estaciones y el clima.
La Eclíptica es la línea curva por la que parece discurrir el Sol alrededor de la Tierra, en su movimiento aparente visto desde la Tierra. Está formada por la intersección del plano de la órbita terrestre con la esfera celeste.
Si este eje no estuviese inclinado, todos los días tendrían la misma duración de 12 horas, sin importar la época del año. Obviamente no habría solsticios ni equinoccios, ya que dicha inclinación es la responsable de las variaciones estacionales debido a la cantidad de luz solar recibida en la superficie en función de la elevación solar y la ocurrencia del zenit (el punto más alto del astro en el cielo, en relación con el observador).
Más allá de los conocimientos que pudieran haber poseído los habitantes de Caral, resulta apasionante y a la vez inquietante volver a preguntarse en qué referencias históricas del mundo se desarrolló semejante civilización. Si Caral-Supe es efectivamente la cuna de la civilización andina, quiénes estuvieron antes que ellos? Y cómo, ubicándolos en un contexto primitivo de nuestra historia -hasta donde la conocemos- ellos supieron ejecutar sus destrezas y actividades, dejando el vasto vestigio arquitectónico de tal magnitud.
En Caral se habrían detectado los exponentes más antiguos de las principales instituciones de la época prehispánica, y probablemente de nuestros albores como sociedad conformada, como la reciprocidad (sistema de intercambio y circulación de bienes y servicios), el calendario ceremonial (relacionado con la celebración de festividades y otras actividades económicas), o la construcción y renovación de templos ciclópeos, entre las más relevantes.
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Ahora que este sitio arqueológico entró de lleno en el concierto de las joyas turísticas que posee Perú, debería rigurosamente implementarse mecanismos suficientes y eficaces que ayuden a preservar este magnífico patrimonio, un lugar que podría poseer parte de las respuestas existenciales de nuestra raza y entender mejor la trayectoria, posibilidad con el que no todo el mundo está de acuerdo. El turismo masivo, una vez que este emplazamiento se haya dado a promocionar, estará muy probablemente a la par que Machu Picchu, turísticamente hablando, ya que se considera de fácil acceso y de poco tiempo de viaje desde la ciudad capital peruana. Esa situación comportaría riesgos para la salud de tan delicado legado, así parezca dotada de fortaleza dada por la naturaleza.
Vista panorámica de las Pirámides de La Huanca y la Pirámide La Galería. En primer plano (al lado de la Pirámide de La Huanca), las ruinas del Conjunto Residencial de Élite I2.
Entre enero de 2003 y junio de 2021, un total de 1.000.608 turistas visitaron la "Ruta de la Civilización Caral", que comprende los valles de Supe y Huaura. La Ciudad Sagrada de Caral fue el sitio arqueológico que más visitas recibió: 833.650 personas (entre ellas el que suscribe, en 2017).
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Un sitio así no podía pasar desapercibido para la memoria y qué mejor que celebrarlo como homenaje impreso sobre el papel moneda.
Por ese motivo, y aprovechando el diseño de la segunda serie de los Soles actuales, es que este monumento arqueológico se integra la serie llamada "Patrimonios Nacionales", con el billete de DOSCIENTOS NUEVOS SOLES.
Sobre el reverso se puede apreciar la vista panorámica de la emblemática Pirámide Mayor de Caral, con la plaza hundida circular.
Sistema Monetario: Nuevo Sol.
Billete de 200 Nuevos Soles.
2009.
Reverso: Panorámica de la Ciudad Sagrada de Caral.
Anverso: Isabel Flores de Oliva (Santa Rosa de Lima).
Tamaño: 140x65 mm.
Pick SCWPM-186.
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